domingo, 14 de diciembre de 2014

Radiografía

'A veces odio todo lo que algún día quise'

Odio los lunes y los martes por la tarde.
Los domingos sin planes.
Los parques vacíos de gritos infantiles.
Los perfumes fuertes, a las personas que los llevan
y a los que se maquillan en exceso.

Odio perderme los amaneceres
y ver cada mañana gente que se encamina
por una vida preestablecida y se vencen al cansancio rutinario.

También odio las sonrisas por compromiso y los compromisos sin risas.
Los sueños rotos y llevar los bolsillos vacíos de ilusión,
mirarte al espejo y no querer comerte el mundo.

Odio a su vez a los que contagian la desidia,
a los que merecen más la pena que la alegría.
Y los días de lluvia en que nadie me saca a perderme
por cualquier ciudad.

Odio los reencuentros sin abrazos,
las despedidas en las que ninguno quiere marcharse
(Ilustración de Paula Bonet)
pero no surgen excusas para dar un beso en la frente
a base de
garantía de un futuro próximo y prometedor.

Odio el vacío que te llena
como un tsunami que te inunda cuando alguien
con quien compartías algo más que promesas y un par de besos,
se desvanece como una cajetilla de acuarelas tiradas por el desagüe.

Y las ganas de no parar de llorar,
de romperte escribiendo hasta acabar con ese vínculo que te une al ausente
para acabar fingiendo que nunca ha existido,
que el amor es un espejismo;
y el azar un cabrón con ganas de jugar a los dados.

Odio las estaciones (sin ella)
o las odiaba.
Las noches de llegar reventada y no encontrar su mano acariciando mis sueños.
Odio el frío desde que no es excusa para que me abraces,
y los semáforos en rojo, el fotograma de tus labios perdidos en los míos.
O que Madrid, ya solo sea un par de calles sin alma
un cielo contaminado por la monotonía, sin espacio para estrellas.



sábado, 18 de octubre de 2014

Experimento económico

Experimento económico (o cómo intentar hacer un texto que plasme sentimientos, incluyendo palabras del frío vocabulario de una noticia financiera).

El ayer fueron días de vino y rosas,
donde jugábamos a retar al futuro intentando manejar el azar.

Fueron apenas unos meses y se antojaban un lustro en ese universo
paralelo que supimos crear en medio de aquel vacío que nos ha acabado por llenar.

Éramos entidades incitadas al desahucio,
polos que algún día dejarían de atraerse
para acabar perdidos en un océano que nos ahogaría en este tsunami de indiferencia.

En las historias de amor no hay buenos, ni malos o al menos en la nuestra solo había
blockers cobardes destinados a esta Gran Recesión que es el borrar los dos puntos a nuestros suspensivos, tabla en medio de aquella locura de acciones.
Esos puntos con toque amargo de final (o eso dicen las cifras corporativas de tu manía
contable, que constituyó el saldo conjunto de esta depresión).

Aquel espíritu financiero, el sueño con aquellos activos inmobiliarios
compartidos y esas modificaciones legislativas en todos mis credos fueron
tan sólo una inducción más al fracaso, a esa crisis cíclica pero definitiva que se ha llevado
hasta las deudas con tu piel.




miércoles, 1 de octubre de 2014

Carta II; imagina que te quedas.


Imagina que no has borrado nuestras fotos,
que aún me escribes o alguna calle te recuerda a mí.
Y que tu boca está aguantándose las ganas de gritar un 'vente'
mientras tus manos a veces sienten frío, porque no las repaso
una y otra vez mientras compartimos un silencio.

Déjame decirte que no existe un precipicio más bonito
que el que escondes,
y siempre he sido una suicida en busca de un puente
como el que muestra tu sonrisa ladeada.
¿Pero qué vamos a hacer?.

Qué quieres que haga si siempre he odiado los finales,
los the end en la pantalla, los atardeceres sin tu cabeza en mi hombro,
hablar por teléfono si no es una excusa para escuchar tu voz
desde cualquier otra parte del continente, o de la ciudad.

Qué quieres que haga si la palabra 'magia' la pierde,
si no piensas en mí al acostarte,
y si en tus cuatro paredes no reina la primavera por mi culpa,
cuando el otoño amenace tu vida. 

Qué quieres que haga si eres la casualidad más imprevisiblemente
preciosa que se ha cruzado por las carreteras de mi mala suerte.

Mi facilidad para perder es mayor que para ganar;
y mi excusa preferida es la suerte, el vértigo de la felicidad.
Soy idiota, pero soñadora;
y las ganas de resucitar, de volar, de resucitarnos (aún teniendo los
ojos abiertos) son mayores que los impulsos de volver a la desidia
y el turismo emocional.

Pero voy a dejarme caer,
re(cógeme) si quieres.
Voy a escribir(te) hasta vaciar(me) y que el futuro pague la ronda.
Querías que (te) escribiese una carta,
y te diría lo bonita que se ve la vida desde el color de tu mirada
prometiendo mil veranos a tu lado.
Besaría tus dudas, te describiría tantas veces como te he pensado,
acariciaría tus manos al compás de nuestra canción preferida.

Si te viese en la estación, te susurraría que querría vivir
el resto del invierno derritiendo tus fríos;
te gritaría cuántas veces te he odiado sin conseguirlo,
cuántas te he escrito y la indiferencia ha borrado las huellas,
y la voz que invade mis versos de prosa cada vez que tu silueta 
se cruza por mi cabeza.

Porque desde el segundo en que te vi, 
supe que los nervios quedarían atrás y cualquier rincón sería precioso.

Llámame locura pero quiero colarme en tu vida,
conocer los recovecos de tu cuerpo, de tu mente.
Grabar en mi cabeza cada vez que me tomas el pelo,
por si algún día me despierto y estás mirando por la ventana,
buscando el mar en Madrid,
sin saber que se esconde en tus ojos.

Llámame idiota pero no quiero dejar de conocerte,
de que tu nombre se esconda en mi cuaderno mientras el mundo
se jura y perjura que se derrumba; y nosotras estemos 
creando una nueva definición de amor, enamorándonos cada segundo.

Y yo, quiero escribir nuestros nombres en todos los árboles de tu parque,
probar todos los bancos escuchándote hablar de la vida,
jugar como si volviésemos a los doce y hacer planes de futuro como
si tuviésemos treinta.

Que no sé, no sé expresarme ni decidirme a tiempo.
Mentiría si dijera que somos fáciles, que somos perfectamente perfectas,
o que los errores nunca van a tener cabida en nuestras rutinas;
pero quiero separarme de ti y que vuelvas a abrazarme por la espalda
cuando crea que ya me has perdido de vista.

Hacerme la sorda cuando tus palabras me sorprendan,
y guardar tus palabras en todos los bolsillos y entresijos.
Que convirtamos el metro de Callao en el lugar más romántico del mundo,
y Gran Vía en cualquier pasadizo de París,
que mil autobuses nos pasen de largo y los trausentes no nos entiendan.

Encontrar cualquier minuto para vernos,
mil motivos para saber que la suerte existe.
Para encendernos si la tormenta amenaza con apagarnos,
bailarle a la lluvia aunque nos pisemos y cantar sin letra
haciendo el concierto más bello que jamás se haya escuchado.

Leer(nos), leer a Neruda, a Bécquer, a aquellos que odio,
y a los que aún no conocemos. Poniendo a la poesía como excusa
para desabrocharnos las ganas y soltar los versos más cursis
que haya presenciado la Luna.
Que tengamos el secreto más incoherente y bonito del mundo.

Carta abierta; sueña.

Carta abierta (a ti y a los futuros).


Para la suerte con la sonrisa más bonita,
que ha rozado mis sueños;
Sueña.

Desperté impaciente, creyendo que tu huida
se había producido, que tu (ida) era inminente.
Pero dormías bajo el mismo techo, y sonreías.

Quizás supe en ese instante que quería que cada
uno de mis amaneceres llevasen tu nombre y etiquetas.
Que al caer la noche, no nos atropellasen los monstruos
que ya no duermen bajo la cama sino en la puerta,
amenazando con Invierno bajo el brazo.

Dejaste el olor de tu pelo, de tus labios;
y me dí cuenta que quería enamorarme de ti cada mañana.
Recorrerme todos los rincones del mundo, y del tuyo.
No dormir contigo o hacerlo, soñando en braille sobre tu espalda.


Imagina que te echo de menos.
Que tengo miedo de abrir los ojos y que estos no intenten buscarte
en cualquier andén, en cualquier puñetera parte del mundo.

Imaginemos que aprieto el puño cuando pienso en verte
de la mano de cualquier otra chica, más fantasía, menos caos.

Y que me necesito a mí, cuando entraste en mi vida por la puerta
de delante, cerrando la vereda de la trasera 
(por si me fallaba el valor y los principios).
Imaginemos que la llama se apaga,
y cogemos todos los mecheros de la ciudad hasta restaurarla,
mucho más fuerte y potente que el mismísimo primer día que te colaste en mi vida.
Supón que me sobra la mitad de todo,
que tengo vacíos en cada lugar que voy sin ti.
Que Madrid no es bonita sin tu mano con la mía,
sin nuestros labios tentándose en cada esquina.

Ojalá.
Ojalá me acompañes a esa tienda de libros (nuevos)
donde perdernos entre tanta poesía y arte,
admirar cada palabra, cada historia, cada portada.
recorrer otras tantas de CD's cuando la música
es tu risa y yo su culpable.

Hacernos amigas de la dependienta más antipática
de la capital y sonreír
con los pequeños detalles, buscar nuestro sabor favorito
(aunque el mío siempre fue el de tus labios en los míos).
y recorrernos cada calle buscando tu chocolate preferido.
O buscar cualquier cosa que necesites,
estando a tu lado, porque mi sentido se encuentra en tu búsqueda.


sábado, 27 de septiembre de 2014

Fiebre del sábado noche.

Se fue el verano.
Las noches de lluvia y sudaderas vuelven.
Vuelvo a perderme.
El otoño amenaza,
la brisa y no tú, acaricia mi pelo.
No pensaba escribir, intentaba resistir al vacío que provoca
contar mis sentimientos a una fría hoja de word,
aquí, encerrada en mi habitación.
Y tú en la tuya. Ojalá que.

No quiero ser un nombre en tu lista.
Ni un sueño desgastado.
No sé pasar revista a tus sonrisas sin necesitarlas.
Hace una semana besabas mis labios y mis ganas.
Hace siete días, bailabas, reías y conmigo dormías.

No sé no echarte de menos.
Ni avanzar sin sentir tus dedos entrelazados con los míos.
Me preguntan por ti. Y no quiero responder (en pasado).
Me preguntan qué te vi. Y solo sé alegar que me hiciste creer,
romperme por tenerte, rasgar los miedos, saltar al vacío por sentir tus ojos
perdidos en los míos. Solo sé responder que lo vi todo.

No quiero no estar a tu lado. Y no pienso 'morirme de ganas de decirte
que te voy a echar de menos'.
En noches como esta, la soledad se cuela en tu lado de la cama
y me cala dentro.
Y el frío se ríe de mí sin ti.
Todas las canciones me hablan de tu forma de bailar,
de soñar, de hacerme mejor persona.
Ven a pudrirte conmigo.
Huelo tu perfume y me vuelvo loca, de lo mucho que te necesito.
De lo profundo que es el abismo sin tu mano,
y lo feas que son las calles llenas  donde busco tu mirada
entre la grisácea gente.
De lo que odio los semáforos en rojo si no son excusa para acercarme a tus brazos
a cruzar corriendo y sin mirar (de tu mano y por mirarte).



Contigo no me sale ser cobarde, huir (aunque mi subconsciente
lo preferiría así).
Dime ven, lo dejo todo.
Espérame, sube a mi tren.


martes, 9 de septiembre de 2014

Viaje se escribe con'tigo',

'Déjame que me estrelle con tu boca',
deja que tus ojos se pierdan en los míos.
Y nuestras ganas empaten a necesidad 
mezclada con tintes de futuro.

Sube a la caótica caravana de mi vida,
yo pago la gasolina,
acelera,
abre la ventanilla, que escapen los miedos,
atropellemos las dudas.
Sonríe al horizonte que nos espera impaciente.
Sube el volumen, cántame a gritos que el mundo
no existe, que me quieres tuya. 
Cógeme de la mano.

Vamos a bajarnos en la primera estación de servicio,
perdamos las maletas,
recojamos mil instantes,
riámonos de la Luna
que no nos alcanza, que no te hace sombra.

Persigámosla desde el coche,
hasta quedarnos sin fuerzas.
Recorramos mil carreteras deseando ser descubiertas
por nosotras.
Abandonemos el camino, 
vamos a inventar el nuestro.

Salgamos al descampado,
gritemos al invierno nuestros sueños,
puede que te proponga huir del país,
abrázame por la espalda,
vayámonos a París.

El tiempo pasa por el espejo retrovisor,
tu sonrisa contra la mía,
agárrame fuerte,
no me sueltes,
'no sé nada del amor, pero si nos para la policía
diré que toda la droga es mía',
Cuelga tus pies de la ventanilla,
susúrrame que vas a cualquier parte
del mundo conmigo.

Bailemos cualquier canción que nos depare el camino,
no creo en el destino,
ni en la magia,
en que las canciones de amor no lleven tu nombre;
creo en que cada día es una razón más
para llamarte mi golpe de suerte particular.
Creo en ti y en mí.

Quiero una v(ida) contigo, sin billete de vuelta.




jueves, 28 de agosto de 2014

Locura ¿transitoria?

Me quitas el sueño y me devuelves su plural.
Haces que renazcan mis ganas de lanzarme al precipicio
y disipas las dudas en torno al vacío, porque sé que estarás
para llenar mi sonrisa al mínimo gesto.

Llámame cursi pero no he encontrado nunca un camino
tan floreado y lleno de luz como en el que te encontré.
Porque me encontraste y ya solo pienso en cualquier
verbo conjugado contigo (conmigo).

No me sale escribir cuando estoy feliz, cuando tengo tanto
por lo que sonreír que mis letras se amontonan y mis palabras
se bloquean en un mar de balas de poesía cargadas de gamas de ti.
Pero ahora solo tengo ganas de escribirte y (des)cribirte mientras
me miras con una sonrisa que querría que me acompañase el resto
de amaneceres, yo qué sé.
Soy de creer en el 'aquí y ahora' pero contigo me lanzo
a dibujar un futuro.

Quiero desvestir tus miedos o dudas y vestirte de tu mejor tú.
¿Me dejas?.

Quiero hacerte feliz y presumir del sonido de tu risa por mi culpa
por todas las ciudades que tengan el privilegio de tenerte por ellas
recorriéndolas.

Quiero hacer mil planes y deshacer tus monstruos o lanzarme contigo
a combatirlos sin piedad en una guerra a contracorriente, para ganarla de la mano
y sonreír a todo el tiempo que nos espera impaciente en mil lugares.

Quiero que me mires y te mire, y el pasado deje de existir porque el presente
nos ocupa del todo.

Quiero que tu voz acompañe mis madrugadas y mis tardes y mañanas,
que tus pasos se acompasen a los míos.

Quiero empaparte de ti, saberte de memoria, leerte mil y un millón de noches, de días,
de segundos y de horas.

Quiero aprenderme de memoria aquello que odias y hacer que veas su lado bonito,
que me enseñes todo aquello que te encanta y compartirlo contigo.

Yo qué sé, quiero descubrir todo
lo que te vuelve loca y perderme en tu locura,
o volverte loca, porque acabo de descubrir que yo ya lo estoy, completamente (por ti).

martes, 12 de agosto de 2014

¿En qué piensas?

¿En qué piensas?


Es increíble, 
inteligente,
muy guapa,
sabe dibujar y escribir como nadie;
también sabe hacerme sonreír y reír,
mirar el mundo de otra forma
echarla de menos de una manera criminal.

También se inventa reglas que no existen, 
es mi habitante de Narnia preferida, me llena los bolsillos de ilusiones,
mata mi monotonía y lidera 
mis sueños.
Y tiene una manía muy grande, no cesa de preguntarme qué pienso.


¿Cómo explicas a alguien que tus sonrisas llevan su nombre,
que es preciosa hasta cuando se ríe de ti,
que ha matado tus demonios con la bala de su presencia,
que los monstruos han huido desde que te imaginas con ella,
que no existe el tiempo perdido porque con una palabra recupera
todos los instantes en los que la necesitas a centímetros,
que la poesía se queda corta cuando intentas describirla
que tus ganas se visten de gala cada vez que te nombra,
que desearías que tu estación favorita acabase para recorrer
con ella mil y un estaciones, perdiendo millones de trenes
porque no están a su altura;
que los principios se antojan eternos a su lado,
que viajar por cada país del mundo solo vosotras, se quedaría corto
para representar todo el tiempo que quiero invertir en su futuro,
que los poetas se equivocaban, que los médicos fallaron;
mi locura tiene cura y son sus labios?.


Entonces me pregunto cómo plasmar en una frase lo que pienso,
pero solo se pasean por mi cabeza los planes (improvisados) que me debe,
los amaneceres acariciando su espalda,
las noches susurrando en su oído,
los bailes a tientas sin pisarnos,
las canciones vacías que ahora se llenan al nombrarla,
los besos y pérdidas pendientes.

El nerviosismo que circula por mis venas cada vez 
que me escribe,
la sonrisa que se me adelanta,
que me delata cuando repaso todo ello en mi cabeza.

No, no sabría describirte lo que pienso,
porque eres mi secreto a voces 
y mi locura preferida.



Entonces resuena en mi cabeza...
pero ¿en qué piensas?

                 y mi sonrisa grita; 
en ti, idiota.


Suerte es dar nombre a su sonrisa.

Suerte es dar nombre a su sonrisa.

En un día decadente cualquiera, entraste despacito y de puntillas
como quien entra sin llamar y teme ser descubierto.
Como un ladrón en medio de la noche, entrando simplemente
a observar uno de los cuadros de la galería más importante del mundo.

Entraste, cuando mi vida estaba en aquel precipicio imaginario,
en el instante en que sorteaba mis letras al mejor postor,
prostituía mi valentía por quien se atreviese a mirarme a los ojos
y mentirme de manera tan bonita que sonase a certeza (ocultando 
las dudas y los sinsentidos de cada palabra).

Pero solo recuerdo oscuridad y el abismo de la indiferencia,
cuando en medio de la nada, al abrir los ojos; allí estabas.
No sé cómo ni cuándo, tan solo podría intentar describir
la manera en que pusiste mi caos patas arriba estableciendo
como único ideal el que escondía tu sonrisa (acabaría
por ordenar mis ve(r)sos de manera que solo te imaginasen a ti en ellos).

Te acercaste a mí sin miedo, pese a atisbar un reflejo de tristeza
al fondo de mi sonrisa;
y en vez de callar mis voces, asustarte ante mis demonios
o dar la espalda a mis puntos suspensivos...
Pusiste el hombro y una sonrisa hasta hacerme ver
el mundo de una manera más bonita, contigo.

Ahora me abrazas como quien no teme al destino,
porque no existe.
Como la niña inocente que esconde las manos tras la espalda
cuando ha lanzado la piedra cargada de sueños hacia
un futuro mejor.

Ahora que me miras, el pasado es una lista de anécdotas,
el presente quiere compartir nombre con nosotras y el futuro me ilusiona; 
como el novato artista ante su primera canción compuesta.

Ahora que te ríes, el mundo calla sus gritos infernales,
silencias el pesimismo y las canciones de amor empiezan
a sonar bien.

Ahora que sé que me sonríes, Roma ha dejado de ser una ciudad
para tener sentido en su orden inverso y todos los caminos 
saben llevarme hacia ti.
De hecho, se ha teñido de mil colores el gris de mis noches
la Luna ha dejado de ser mi musa preferida
y mis ojos no cesan de buscarte (mientras mi cabeza solo
quiere perderte -entre mis brazos-).

Ahora que has decidido interrumpir mi vida,
como el hincha que empieza a cantar en medio 
de la multitud pese a que su equipo va perdiendo diez a cero;
puedo decir que mi suerte lleva tu nombre y se viste de ti.

jueves, 7 de agosto de 2014

Caos aleatorio o cómo definir lo indefinible


Caos aleatorio o cómo definir lo indefinible

La vida es muy puta porque si fuera la chica buena del cuento,
la pisaríamos tan deprisa que apenas tendríamos tiempo de sentirla bajo nuestros pies.
Y nunca entenderíamos la belleza de mirarla a los ojos mientras aprietas su mano.
La vida es esa chica que trae a todos de cabeza
y que te hace perderla con cada paso que da en la pista de baile.
La vida es la chica que espera que la saques a bailar como si fuera el último baile.

La suerte es para perdedores y el azar para los valientes.
La suerte es jugar en una ruleta trucada, en el casino más grande del mundo.
A la felicidad hay que mirarla a los ojos y nombrarla muy bajito, para no asustarla.
La felicidad es amor en presente.

El destino es la excusa de los cbardes.
La casualidad es azar sonriente.
La vida es un cúmulo de casualidades que desafían a un futuro destino.

El amor es una enfermedad que se contagia entre risas y miradas.
El amor es el ancla de los soñadores.
El amor es la bala más bonita y la bomba más atómica.
El amor es la ruina del miedo.
El amor es para los listos y el no correspondido, para los mortales.
El amor es la inspiración de todo poeta cuando la Luna se oculta.
Amor es no saber bailar y no pisarla.
Amor es que te acaricie los miedos y los rompa al mirarte.
Amor es llevarla a caballito cuando la ciudad queda a oscuras.
Amor es saltarte los semáforos en rojo por culpa de su sonrisa.
Amor es darle esquinazo al pretérito.
Amor es saltar al vacío porque tiene el eco de su risa, el tono de sus ojos.
Amor es tenderle la piedra (o el corazón) y no esconder la mano.
Amor es tumbar sus barreras, para tumbarte con ella.
Amor es sacar los monstruos de su armario y meterlos en el tuyo.
Amor es rechazar al sueño, por verla dormir en tu almohada.
Amor es escribir a pachas.
Amor es un sábado de fiesta, es un domingo con sabor a café y tostadas entre sábanas.
Amor es masoquismo y generosidad en mismas cantidades.
Amor es caer en sus ojos.
Amor es un ramo de rosas rojas y una caja de bombones empezada, pero deseando ser compartida.
Amor es la magia de los niños grandes.
Amor es el punto de la i de 'vida'.
Amor es comerte el mundo, empezando por tu cobardía.
Amor es gritar en el punto más alto de la ciudad, lo mucho que la necesitas.
Amor es parar el tráfico por seguir su ritmo, de la mano.
Amor es vagabundear entre farolas por guiarla de más.
Amor es dejarte caer en el barro y no fruncir el ceño.
Amor es un atardecer en la playa.
Amor es la meta de poetas, artistas y soñadores.
Amor es la carretera de su ombligo.
Amor es perder una y mil veces, ganando.
Amor es gritar a medias vuestra canción favorita y bailar bajo la tormenta.
Amor es un musical a dos voces.
Amor es un orgasmo y una risa compartida.
Amor es la película de la que siempre desearías saltarte el final.
Amor es la excusa que iguala al pobre y al rico.
Amor es un café con mucha nata, tarta de queso, helado de trufa.

La Luna es la musa más puta de todas.
La Luna es la farola de la oscuridad.
Las estrellas son ilusión de niños.

El olvido es utopía.
El miedo es la falta de ilusiones.
El miedo es atraso, es abismo.
El dolor es amor en futuro.
El dolor es amor en pasado.
El dolor es pérdida en presente.
El miedo es el fantasma que se cuela en todos los tiempos y formas.

Reír es la cura para la enfermedad que a veces es la vida.
Llorar es quitar las cadenas al corazón.
Llorar a cara descubierta es de valientes y llorar a secas, es de humanos.
Sonreír es una muestra de amor propio.
Sonreír es el preludio de Felicidad.

La música es heroína y droga sana.
La música es vida, es humanidad, emociones sin antifaz.
Las musas no existen, son espejismos del poeta.
Los poetas no existen, son espejismos de las musas.

Noche es el refugio de las musas, escritores; putas y masoquistas.
Noche es el telón del día.
Noche es el momento de los soñadores.
Noche es la aliada de los gatos negros, ciudades e historias de miedo.
Noche es sueño.

Poesía son sonrisas compartidas.                             
Poesía es su mirada en mi pupila.
'Poesía es un arma cargada de futuro'.
Poesía es cien pasos en falso y uno en lo cierto.
Poesía es cura y enfermedad.
Poesía es mezclar nostálgicos con noche.
Poesía es el resultado de batir letras con gramos de sentimientos, y kilos de recuerdos.
Poesía tiene nombre de mujer.
Poesía es indefinición, incoherencia, inconexión, fantasía, abstracción, locura, puntos suspensivos, sentimientos florecidos, punto y seguido.

Y definir, está infravalorado.


martes, 5 de agosto de 2014

De estaciones gastadas y sueños bonitos

Si quieres te invito a gritar desde el punto más alto de la ciudad;
podemos espantar a los fantasmas que se atrevan a salir de su hueco en los rediles del pasado.
Porque si miedo nos gana la carrera, que sea para caer abatido tras nuestras pisadas hacia cualquier camino improvisado, hacia destinos que nadie aún haya pisado.

Antes, deberíamos llenarnos los bolsillos de sueños, de los que se tejen despacito y con cuidado -como se hacen las mejores cosas, según las abuelas-
Y hay que mirar ambos lados, antes de cruzar la carretera por la que nos lleve la libertad,
aunque si quieres, cambiamos los planes y las reglas y nos saltamos los semáforos en rojo mientras los once taxis de Andrés Suárez nos esperan impacientes en la vía.

Pérdoname si se me escapa que quiero aprenderme los cien caminos que esconden tus manos,
las notas que se encierran en tu risa improvisada,
la banda sonora que se cuela en tus mañanas cuando el Sol da con tu piel, rozando tus ojos cerrados que esconden más sueños de los que pudiera imaginar, cualquier persona mediocremente normal.
Y lo siento si se me escapan las deudas que firman mis miradas con tu sonrisa.


Si quieres hacemos el verano algo más largo y le obligamos a regalarnos noches estivales el resto del año,
o jugamos a escondernos en los baños de la estación vieja y desgastada donde puede que choquemos por primera vez (testigo del abandono de nuestros trenes sinsentido que circulaban por vías rumbo a ninguna parte) haciendo que perdamos las maletas, el pasado y un par de sueños mal cicatrizados.

Pero puede y solo puede, que se nos junten las manos intentando recogerlos, hasta que un cruce de miradas desate la locura y se disparen mil balas de poesía cargadas de futuro y entonces, puede que entonces, olvidemos los giros de la Tierra, las promesas a la Luna y lo quemado por el Sol días y noches enteras.

Entonces, puede que nos hayamos encontrado, créeme, no miento si afirmo que con la sonrisa puesta y un par de ilusiones a cuestas, la vida es más bonita (y no se me ocurre forma más bonita de perderme, que encontrarte).


Reflexiones de un martes noche

Me he despertado con ganas de gritar un 'quiéreme hasta que duela' y que nos duela tanto, que tengamos que darnos la mano y perdernos en intercambios eternos de miradas cómplices sin echar cuenta del reloj impaciente.

También me he despertado con ganas de romper mis esquemas y pretextos,
de acabar con todos mis viejos textos (y temores), para lanzarme al vacío de sus silencios cómodos y al lleno que ocultan sus ojos.

No sé, me apetece saltarme las dudas y las palabras al vacío porque el abismo de tu sonrisa se me antoja más bonito, por ejemplo.

Nunca se me ha dado bien leer entre líneas pero tengo ganas de apostarlo todo, y perder(nos) si hace falta, 'doble o nada' me susurra mi suerte.

Los tiempos pasados amenazan con traer a Nostalgia de la mano como cada domingo -pero ese día de la semana ya no significa nada- cuando me encierro entre cuatro paredes pensando de más, queriéndome de menos, torturándome entre recuerdos de sonrisas gastadas y pasos en falso. Pero hace mil y una noches que la dejé abandonada (como se hace con una vieja amante) en el andén mientras cogía el primer tren rumbo a ninguna (y todas) partes.

Tampoco se me da bien escribir cuando el viento sopla a favor o cuando sé que me leen, porque entonces las musas se ríen mientras marchan al ritmo de cada palabra que se me escapa.

Tampoco se me daría bien salvarte, ni bailar o cantarte; prefiero improvisar(te), invitarte a descubrir mil rincones.

¿Pero sabes qué?, voy a saltarme el rol de 'poeta' melancólica que ¿debería? invadirme en noches como esta (o eso jura la costumbre) y voy a dejar las maletas en la estación para reírme mientras canto a voces mi canción favorita a la vez que persigo ese, -¿tu?- tren (que no pienso perder).

jueves, 31 de julio de 2014

Verano

El verano me tienta con su sonrisa afable,
me tiende la mano sus ganas de salir (y de comerme el mundo),
me sonríe tiñiéndome de su color y de la risa contagiosa de bañarme en mil mares,
de perderme en cien océanos, de abrazar las tardes por mi ciudad.

Se palpa en el ambiente la necesidad de explorar, de olvidar el invierno y a la puñalada traicionera de la primavera que nos persigue de vez en cuando.

Es la estación en la que ansiaría que parase mi tren 365 veces, en un bucle infinito que no dejase paso al noviembre que intenta invadirme de vez en cuando.

Es la excusa perfecta para gritarle al viento que Felicidad se cuela en todas tus ventanas y piensa hacer huelga indefinida.

El verano es una cerveza fría en la terraza de tu cafetería preferida,
un paseo por la playa al caer el astro rey,
una sonrisa plena,
tirarse de bomba con cinco amigos a la vez,
una mañana durmiendo hasta que llamen a tu puerta,
una tarde entre cartas en el césped, charlando de todo y de nada.
La recompensa de haber sobrevivido al año,
el amor efímero que muchos buscan,
las noches a las tantas en compañía,
las risas de madrugada,
el pelo revuelto y las ganas intactas,
las calles rebosantes de gente,
el buen humor hecho tres meses.
El verano es la v de vida.

Pretérito imperfecto y resuelto

Si tú eras casualidad yo era destino inventado.
Se nos juntaron las ganas de escribir con las de encontrar musa estable;
y así se nos lió la poesía con el hambre por olvidar, y se nos cruzaron las intenciones y la historia con el pasado.

Qué bonita estaba callada, qué bonita estaba mintiéndome cuando sonreía a mi futuro con la mirada de quien grita 'cierra los ojos y salta conmigo, que puedo enseñarte a volar antes de que te des cuenta'.
Pero no te enseña a volar y caes en el abismo de tu indiferencia.
Pero abres los ojos a las verdades inciertas y a las no ciertas verdades y tu mirada se ríe del presente y los sueños en el bolsillo.

Amor a horcajadas,
bocas perdidas en el mundo intentando encontrarse,
salvarse del frío de ahí fuera (en verano).

El descosido se hizo roto, las letras en un cóctel molotov.
Promesas en proyectos con falta de ganas, avance, futuro, trayecto.
No duele el pasado, escuecen las sonrisas muertas, el tiempo perdido.
Madrid a mis pies, mis balas en la recámara, no te he vuelto a leer desde que sé que no me escribes.
Y qué quieres que te diga si ya no importa, y si no te quiero a mi lado ni en pintura.
Si las canciones de Pereza conjugan en pasado y los atardecer en la playa me inspiran a futuros.
Qué quieres que te diga si aún dices venga; ya no digo vale.
Siempre fui de coger el último tren o autobús en su defecto.
De aprender a jugármela a base de pérdidas, de quedarme a base de huidas.

Qué quieres que te escriba, sino me lees, si reciclas tu poesía de mierda que ni es poesía ni es tuya, tus palabras bonitas y tus 'ganas' las inviertes en la primera musa barata que se cruza.
Y podría decirle al mundo la verdad, o decirte tu nulidad en ese intento de querer, que te importa una mierda cualquiera que no seas tú, que poca gente va a aguantar tu mal humor, tu forma de pasar, tus malas caras, tus contestaciones y tu manera de esquivar los problemas. Pero da(s) igual.
Yo  funciono mejor de bala perdida, de escritora a futuros imperfectos pero reales.

Qué quieres que te grite si sabes querer en dos semanas y olvidar a los nueve días y medio;
si te vas y cuando me he girado vuelves a darme un toque en la espalda como si fuera a querer tenerte, después de haber dejado perderme;
qué quieres que te diga si soy corredora de fondo y tengo más principios que ganas de improvisarte,
si no me atrae tu caos,
si yo solo busco arte,
si mi mirada no precisa tu sonrisa,
si mis labios ya no quieren besarte, y así termino; que esta línea es la última que te escribo.
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                       

martes, 29 de julio de 2014

Hay...¡ay!

Hay borrones en los márgenes y cuentas pendientes.
Hay finales de cuento y esquemas derribados.
Hay derribos sin piedad y sueños insaciables.
Hay ganas de saciar y sed imperdonable.
Hay perdones imposibles y sonrisas inducidas.
Hay risas inolvidables y paseos nostálgicos.
Hay nostalgia apagada y tachones repetidos.
Hay repeticiones predecibles y principios sorprendentes.
Hay sorpresas fáciles de adivinar y borrones por destapar.

jueves, 26 de junio de 2014

Tiempos

La vida me muerde flojito y despacio, me araña los sueños un jueves cualquiera y rompe mis expectativas. 

El pasado y sus monstruos, me persiguen en una carrera frenética, por eso aprendí a huir.

El presente con sus amaneceres me entretiene con sus momentos efímeros, sueños instantáneos y frenadas en seco. 

El futuro me abruma, atemoriza, 
me golpea con piedras el tejado de (mi) indecisión y yo; 
yo desde hoy solo sabré sonreírle con la expresión de quien amenaza al cielo,
arder en el próximo atardecer.

Y solo sabré tenderle la mano a todos los puentes y oportunidades,
como el suicida que no teme saltar porque sabe que abajo le llama la libertad con cantos de sirena 
(y que se gira en la despedida a todos los fantasmas que retrató en su pretérito perfecto). 

Porque hoy y mañana (más que nunca) mis sueños apestan a futuro.
Bienvenido.
La vida me besa las heridas con el cariño de una madre,
la caricia de un amante,
la seguridad de un padre y el abrazo del amigo que nunca se irá. 

Todo un horizonte donde perderme, y las horas y las olas del azar me llaman. Habrá que saltar.

Caótico cúmulo de pensamientos

El amor es el pasajero desconocido del fondo del tren,
es el fantasma de la felicidad hecho persona.
Es aquel que nunca desaparece, simplemente toma forma de enfermo en coma sentimental esperando el estímulo que le devuelva a la realidad para tomar protagonismo en la vida.

Y tema aparte;
siempre se me han dado demasiado bien las metáforas,
pero es cierto que cuando me paro a pensar en tus ojos,
no sé más que esquivarlas porque no serían fieles a lo que siento
cuando soy consciente de que me buscas y tu sonrisa se pierde en la mía.
Desearía estar ciega ante el miedo y tener el valor del suicida que observa el mundo
desde el puente, y sonríe al vacío antes de dejarse caer en los brazos de la libertad,
porque se desprende del pasado y se ancla a sí mismo.
Pero hace tiempo que corro detrás mía,
con la mirada al horizonte y los pies elevados sobre el camino
porque nada me arrastra hacia las huellas en la nieve de aquel invierno que ni mis versos recuerdan.

Siempre está el que mira y el que se deja mirar,
quien sonríe y quien devuelve la sonrisa.
Quien arriesga un 'te quiero' y quien responde 'y yo'.
Quien abraza y quien se deja abrazar,
quien lidera y quien se deja llevar.
Siempre existe la musa y el poeta.
Quien se gira y quien deja de mirar.
Pero contigo preciosa, quiero que saltarme todos los tópicos.

domingo, 22 de junio de 2014

Distancias

Son metros los que quedan entre tu mano y la mía.
No entiendo los kilómetros entre Madrid y tu ciudad,
no lo entiendo porque tu sonrisa a milímetros es más bonita
(aún).

Me das motivos para escribir,
para quejarme de cada centímetro
que queda entre nuestras manos,
(que hacen un mundo del vacío que queda
en mis labios cuando te veo alejarte).
Tan preciosa como siempre.
Tus brazos me invitan a quedarme toda una vida y joder,
¿quién no querría?.

Tus ojos eclipsan al atardecer más bonito
Y me hacen cuestionarme todas mis verdades
Y me rompen mis esquemas y mis credos y mis
manos ansían recorrer todas tus ciudades.

Me haces escribir.
Perder mis miedos.
Desear vivir o subirte a los cielos.
Regalarte la puta Luna (que hace tiempo que le haces sombra).
Hacerte soñar, volar (conmigo, y de la mano),
Haces que tenga la cabeza en las nubes y los pies en la tierra
solo por poder buscarte,
por todos los caminos que recorran tus pies.
Y acompasar tus pasos a mis manos en tu cintura,
y coordinar mis mil sonrisas a todas las tuyas.

Mi boca anhela la tuya pese a haberse separado apenas dos minutos.
Mi cuerpo añora el tuyo cerca del mío,
Mi espalda siente nostalgia por todos los versos que le debes.
Mis manos mueren por entrelazarse con las tuyas,
vacilando, 
retando al mundo, 
riéndose de todos los que no
nos entienden;
-de los que no se dan cuenta que desde que me miras
el presente es más bonito,
el futuro no me atemoriza 
y el pasado ya no existe-.

Desde que me hiciste frenar mientras nadábamos a contracorriente
mis ojos buscan los tuyos a todas horas (hasta cuando ya te has ido)
mis sueños se tiñen de tu nombre 
y del color de la noche 
cuando te quedas cerca de mí y me prometes cien poemas enredados por mi pelo.
                                                  
                                                                               A mi punki

viernes, 16 de mayo de 2014

Intenciones

Voy a escribirte como nadie antes lo ha hecho.
Voy a hacerte poesía y te va a gustar.
Y sí, es una amenaza.

Me voy a creerme capaz de comerme el mundo,
pero solo si vienes con la sonrisa puesta
y ganas de contagiarte de mi locura.

Estar cuerdo está pasado de moda,
ahógame en tus palabras,
asfixia mis dudas en las notas de tu voz,
en los recónditos suspiros de tu boca
cuando me llamas.

No tengo nombre de musa,
pero podría hacerte soñar,
convencerte de rozar
el cielo con tus dedos.

Podría, podría soñarte,
imaginarte desnuda recorriendo mis dudas.

Y podría, podría romper tus miedos y los míos,
y enamorarte de mi vacío
y cargar de futuro el tuyo.

Que si me dejas te elevo,
te llevo a mil lugares perdidos,
te rompo los esquemas de siempre,
sonrío a tu mal humor al despertarte,
abrazo tus vueltas en la cama,
acaricio tu manera de desearme,
y si me dejas, sonamos juntas.

Pero sonamos juntas convirtiendo cualquier
canción de mierda que suene en la radio.
Cualquier viejo éxito de los ochenta,
que reinventemos a medias con nuestro
inglés medio pasable.

Y si quieres tocamos juntas,
o nos sentamos frente al mar,
como quien no quiere la cosa,
como quien lo ha encontrado todo
y solo quiere dejar de buscar.

Y si quieres, solo si quieres,
le pongo un 'mi' a todos tus nombres,
a todos los apodos que se me ocurran,
a todas las maneras de llamarte,
a gritos, entre susurros, rozando tu pelo
o perdiéndome en cada letra que te compone.
Y lo mismo, le añado ese pronombre,
a tus domingos por la noche y tus lunes
por las mañanas.

Y te salvo del mundo, sin capa,
sin pautas, improvisando por tu espalda.
Y si quieres conservo tu manera de verme
y de cambiar el rumbo;
con la sonrisa de quien merece la pena esperar
toda la puta vida.


Rebélate

Vamos a recuperar el arte de equivocarnos.
Vamos a rescatar la valentía de mirar
a los ojos a quien se apodera de tu sonrisa.

Que si el romanticismo se muere,
no sea por nuestra culpa.
Y si nos pasamos de la raya,
culparemos a la poesía y a tus versos,
y a su manera de hacerme ver el mundo un poquito más bonito
hasta los martes y 13 a las siete de la mañana.

¡ENAMÓRATE! en mayúsculas.
Guíñale el ojo al futuro, entierra al pasado en su ataúd de nostalgia.
Y sueña.
Invéntate mil vidas, mil rutas aéreas a mi lado.

Si nos da por bailar en la cuerda floja,
si nos da por apostar a doble o nada y la ruleta no quiere ayudarnos.
Entonces, entonces es que es hora de quitarnos los zapatos,
de que me lleves contigo a mundos desconocidos,
por el hilo de tu voz, a desterrar el tiempo perdido.
Entonces será hora de despertar de nuestro nihilismo,
de la monotonía y de los días grises, ven a darme co(a)lor.

Si quieres bailamos, si quieres te inspiro,
si quieres te olvido, pero llévame contigo.




domingo, 11 de mayo de 2014

La soledad y ella

La soledad huele a ella.

Huele a primavera sin flores,
sin polen ni abejas que adulteren.

Huele a césped recién cortado
sin huéspedes que lo visiten
domingos por la tarde,
entre susurros y besos
y ganas de soñar 
y amor del que casi ya no queda.

Y huele, a la cafeína que corre por sus venas
y por las mías si me escribe, si me imagina.
Y apesta, a noches sin tu aroma por mi almohada.
A tu olor colándose en mis sábanas, mis sueños, y mi vida.

Es que la soledad lleva su sonrisa.
Sonrisas y carcajadas que le faltan a mis escritos,
para teñirse del color de sus ojos
cuando deseen perderse por mis pupilas.

La soledad se viste con su falda de flores,
y está jodidamente preciosa, creedme.
Está preciosa si le da por ir con el pelo revuelto,
una camiseta ancha de Extremoduro
y mis versos a la espalda.
Y así ella crea una nueva acepción de belleza.

A veces les da por compincharse ¿sabéis?.
Y se ponen tacones para que mis letras
nunca estén a su altura, y mis labios
solo aspiren bajarles la Luna.

Otras tantas, se pasean por mi cabeza,
en bragas, en pijama, 
cualquier sábado de madrugada.
Y joder, me siento hasta afortunada.

La soledad se ruboriza cuando me da
por halagar su forma de perderme,
tan particular como ella.

También tiene una risa bonita
a la que no le hacen falta metáforas
quizás porque se le queden cortas.
Y un culo que...bueno, voy a ser egoísta,
no quiero enamoraros de ella.

La soledad se esconde entre los tejados
del Madrid más bohemio y poeta.
En mi ciudad,
que a ella quiere recorrerla,
que quiere sentirla,
que quiere tenerla,
que teme perderla,
que no sabe quererla.


Sé que tiene sus pintas de estudiar,
sus malas caras y su tono de voz al cantar,
o su forma de llamarme tonta,
sus vueltas en la cama,
sus ganas de comerme a tientas,
su potencia al soñar.

La soledad susurra mi nombre
con tanta sensualidad que me quita el aliento,
me hace gritarle al viento que no quiero correr por una vez,
que ojalá sepa quedarme.


La soledad, amigos, tiene su nombre.




Reflexiones de un domingo a media tarde

Nunca escribo el remite en el sobre de 'sonrisas pendientes'.
Y solo yo conozco mis mil cartas a desconocidos.
Nunca he contado mis secretos a voces,
ni tampoco he firmado lo escrito.
Ni he susurrado 'quédate una noche más,
o toda la puta vida'.

Dedico miradas fugaces a cuerpos vacíos,
a ojos que nunca sabrán mirarme.
Bajo la mirada a compromisos,
a conocer, a tirarme al abismo
(y eso que adoro el riesgo).

Aunque he tirado mi nihilismo por la borda
de sus sueños,
y el resultado ha sido un par de frases
reinvicándome.

Escribo porque dicen que cura
y sangrar, naturalmente, no suena mal.
Los poetas no ligan,
solo suman nombres a su lista
de posibles musas que prolonguen sus escritos.

Y oye, no sé si es triste,
pero siempre he sido más de escribir
en anónimo.

Me comeré el mundo y su boca
si me apetece.
Voy a hacerte poesía
y te va a gustar.
Y sí, es una advertencia.


domingo, 20 de abril de 2014

Yo

Yo no quiero ser la chica de la sonrisa triste cada domingo,
la que mira nostálgica a la Luna y se pregunta cuántos enamorados estarán
prometiéndose amor eterno bajo ella.

Tampoco quiero ser la que observa cómo el mundo gira y se queda al margen,
cómo todos corren y les ve alejarse.
No quiero huir al mínimo temor de que se irán sin mí.

Odio ser la chica que mira por el cristal al final del bus,
la de la última fila, la chica de las letras ilegibles y renglones tachados,
la que se levanta en soledad a ver el amanecer un sábado cualquiera.
O quien no tiene ni fuerza para hacerse un café un lunes por la mañana,
y se bloquea cuando le hablan del futuro, de planes.


Quiero ser la que se levante comiéndose el mundo con una sonrisa
(que ilumine el día más gris de la ciudad más triste).
La que se ríe, 
rivalizando con la puta de la Luna 
y su séquito de musas caprichosas.
La que gira con el mundo o cambia el giro a su gusto
y corre a la par de cualquiera que sepa acompañarla.

Quiero ser la chica con la que quieran, sueñen, ansíen y deseen quedarse.

La muchacha que se sienta al principio del bus y charla con la señora mayor
del asiento de al lado, o ríe cualquier gracia del conductor o responde con una sonrisa
al piropo del chico de detrás.
La que dedica poemas a la primavera 
y a ciudades que conjugan con sus ganas de soñar.

La que recorre calles y garitos un sábado,
bailando hasta que le duelan los huesos,
regalando versos en servilletas a extraños
y huyendo con una sonrisa, tacones en mano.

Quiero un lunes,
hacerme café y feliz,
y tostadas
y darme un baño y regalarme rosas rojas.
Y la que no haga planes porque sabe improvisar,
 porque sea libre o sepa volar (sin alas).
A la que cuando le pregunten qué quiere ser mayor no responda 'feliz' sino 'yo'.

martes, 15 de abril de 2014

Sácame a bailar

Sácame a bailar,
a comerme el mundo
(empezando por tu boca).
No sé, ven a perderte
y a encontrarme después.

Vamos a hacernos poesía
y a convertirnos en versos
un amanecer cualquiera.

Podríamos inventarnos
cien cuentos sin principio ni final.
O dejarme hacer relatos de tres en tres
sobre cada lunar de tu piel.

Y yo que sé, podrías
susurrar mi nombre
o gritarlo o cantarlo
a tu manera.

Que no sé ya si es otoño,
invierno, primavera o verano
en tus ojos, pero me apetece
reflejarme en ellos parando el tiempo.

Puedo poner a Marwan de excusa
para morderte el labio mientras
confieso que quiero follarte hasta el alma,
o lo mismo puedo,
puedo hacerte inmortal
hasta que quieras morir entre mis versos (y besos).

Y perdóname si declaro que cogería el primer tren
dirección a ti, por si me buscas,
por si me encuentro,
por si nos escribimos a tientas,
por si salimos
a romper tormentas,
a ponernos ciegas de cervezas
o a leernos poesía a las tantas en un garito cualquiera,
o en la playa,
o en tu cama.

Tengo ganas de ti
y quiero combinarlas con las tuyas
y cogernos
un bus hacia destinos improbables,
perdiendo llamadas
de realidades cercanas,
y huir de explicaciones
y pasados y coherencias y renglones tachados.





Mis noches

Hay noches en las que te busco en mi cama.

Noches frías ansiando el tinte cálido de tu sonrisa.

Noches nostálgicas en las que requiero un abrazo.

Noches oscuras en las que me apetece quemarme contigo.

Noches silenciosas en las que mi espalda necesita de tus manos,
leyéndome en braille al ritmo de tu respiración.

Noches en soledad en las que se me queda grande la cama sin el sonido de tu risa
y tus susurros interrumpiendo mis versos.

Noches primaverales en las que tu falda de flores quedaría
bien a los pies de mi cama.

Noches de dar vueltas,
de despertar con las sábanas revueltas pero no por tu culpa,
y con la almohada
intacta de tu olor (y eso no me vale).

Y noches de soñar que me sueñas
y vienes creyéndote el Romeo de mi cuento,
apareciendo por mi ventana y sacándome a bailar a la luz de la Luna,
y le cantamos a la suerte por si le da por alumbrarnos en la inmensidad del negro telón
o que simplemente te cuelas en mi cama,
en mi hueco izquierdo y te da por contar estrellas por mi piel.

Que hay noches y noches que te espero, o mi almohada pregunta por ti
y yo que sé, que estás tardando en aparecer ¿no?.