martes, 5 de agosto de 2014

De estaciones gastadas y sueños bonitos

Si quieres te invito a gritar desde el punto más alto de la ciudad;
podemos espantar a los fantasmas que se atrevan a salir de su hueco en los rediles del pasado.
Porque si miedo nos gana la carrera, que sea para caer abatido tras nuestras pisadas hacia cualquier camino improvisado, hacia destinos que nadie aún haya pisado.

Antes, deberíamos llenarnos los bolsillos de sueños, de los que se tejen despacito y con cuidado -como se hacen las mejores cosas, según las abuelas-
Y hay que mirar ambos lados, antes de cruzar la carretera por la que nos lleve la libertad,
aunque si quieres, cambiamos los planes y las reglas y nos saltamos los semáforos en rojo mientras los once taxis de Andrés Suárez nos esperan impacientes en la vía.

Pérdoname si se me escapa que quiero aprenderme los cien caminos que esconden tus manos,
las notas que se encierran en tu risa improvisada,
la banda sonora que se cuela en tus mañanas cuando el Sol da con tu piel, rozando tus ojos cerrados que esconden más sueños de los que pudiera imaginar, cualquier persona mediocremente normal.
Y lo siento si se me escapan las deudas que firman mis miradas con tu sonrisa.


Si quieres hacemos el verano algo más largo y le obligamos a regalarnos noches estivales el resto del año,
o jugamos a escondernos en los baños de la estación vieja y desgastada donde puede que choquemos por primera vez (testigo del abandono de nuestros trenes sinsentido que circulaban por vías rumbo a ninguna parte) haciendo que perdamos las maletas, el pasado y un par de sueños mal cicatrizados.

Pero puede y solo puede, que se nos junten las manos intentando recogerlos, hasta que un cruce de miradas desate la locura y se disparen mil balas de poesía cargadas de futuro y entonces, puede que entonces, olvidemos los giros de la Tierra, las promesas a la Luna y lo quemado por el Sol días y noches enteras.

Entonces, puede que nos hayamos encontrado, créeme, no miento si afirmo que con la sonrisa puesta y un par de ilusiones a cuestas, la vida es más bonita (y no se me ocurre forma más bonita de perderme, que encontrarte).


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