domingo, 9 de marzo de 2014

Mi canción favorita

Ella era mi canción favorita.
El estribillo de ese éxito radiofónico
que dentro de dos años ya nadie cantará.

Empezaré aclarando que es mi chica de ayer,
no la de Antonio Vega.
Pero nosotros empezamos conque dejarse llevar
sonaba demasiado bien, jugando al azar,
porque nunca sabíamos dónde se podía acabar o empezar.
O eso decíamos parafraseando a Vetusta Morla.

Quiero creer que recordará 'aquellas tardes de invierno por Madrid'
pero ha sido divertido, me equivocaría otra vez.
Y quise creerme Marwan convirtiéndote en mi guitarra
y leyendo tu cuerpo en braille con las luces apagadas.

Nunca me invitaste pero yo fuí, ahí me colé y en tu fiesta me planté.
Me interrumpiste '¿quieres bailar conmigo? puede que te pise los pies'.
Los pies y la vida, pero eso lo callaste. Y es que aquella noche
la fiesta estaba en tus ojos y no quise perdérla.
Quise que fueras mi tango, mi gardel, mis octavillas,
mi media luna de miel, mi blues, mi octava maravilla,
el baile de mi salón. Me temblaban los pies a tu lado
y me gritabas entre suspiros al viento '¡so payaso!'
cuando todos callaban en la penumbra de su cordura.



Quedamos en que me buscarías en el infierno porque soy igual que tú,
o eso testificaron nuestros labios al compás de Dorian.
Ahora háblame de tus noches sin dormir,
de tu oscura habitación, de tu calor.
Pero deja que el neón de la noche se clave en tu piel,
I know that I can find the fire in your eyes.
Me recitabas al oído cualquiera de John Lennon,
y yo te acusaba de ser mi Yoko Ono cuando
te fuíste por la vereda de la puerta de atrás.

Algún domingo astromántico me dedico 
a pensar al compás de la música
que emanaba tu voz y a desear 'que hablemos de ruina y espina,
de polvo y herida, de mi miedo a las alturas'.
Que me susurres 'take me to the wild side'
con complejo de Lana y me confieses que tienes un monstruo
en el armario y que tendré que acompañarte a la cama,
estragos de tu infancia mal curada.

Eras mi Lady Madrid,
más viciosa que ninguna y tan difícil de coger...
Si algún día oyes hablar de mí, dicen eso de que bebo rubia
la cerveza pa' acordarme de tu pelo.
Pero yo solo fui uno más de cientos,
sin embargo nunca te confesé que
 fueron tuyos mis primeros voleteos.

No quiero volver a hablar de princesas que buscan
tipos que coleccionar a los pies de su cama, pero tú 
eres mi excepción...báñate en mis ojos y que se joda el mar
que quiera mecerte a su antojo.

Yo solo quiero que me tiemblen las piernas,
que seas de esas que nadie recomienda.
Yo no quiero ver la aurora, quiero perderme en tus ojos
del color de la coca cola, preciosa.
Todo fue tan efímero...como un sueño de locos sin fin,
la suerte me odia y la fortuna se ha reído de mí.

Pero ya lo dice la canción,
que si te como a besos, tal vez
la noche sea más corta, no lo sé.

Ahora cada noche, me pierdo por
el bulevar de los sueños rotos, y
moja una lágrima antiguas fotos
y nuestra canción se burla del miedo
(y de nosotros).

Que lo que cambió
ayer, tendrá que cambiar mañana,
cambia, todo cambia.
Y dicen que te vieron por aquel triste bar
y que te tendré que ver, que ya no piensas en mi,
que ya no crees en la gente, que tomas pastillas rosas
y te has vuelto nihilista, que sueñas con no soñar.

Te sacaré a bailar a la cornisa del piso veintitrés,
si tienes miedo, si estás sufriendo, llamáme,
estoy en estado de espera.

Porque sino ¿qué hago con 'all those cigarettes that I've never smoked
and all the letters that I've never sent...'
Y luego solo me quedarán otros 19 días y 500 noches
para volverte a olvidar.

Entonces no habrá quien encuentre esa llamada perdida, 
no habrá quien te salve la vida.
Estarás vestida de novia en Las Vegas, serás una estrella que ya no brilla.
Se hará de día en una ciudad que no es mía, y la chica que duerma a mi lado,
nunca sabrá que existías.
Te gritaré 'stay' creyéndome Rihanna,
borrando entre tachones y torcidos renglones aquello de
que fuíste 'the one that got away'.

-Sin acabar-


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