domingo, 5 de junio de 2022

Todas las cosas que te diría

 Hoy he leído algo así como 'cada vez se difumina más tu voz,

olvido ls conversaciones que teníamos, las bromas que nos hacíamos,

todo aquello que nos encantaba hacer, cómo eras y cómo me hacías sentir,

tus gestos y tu manera de hablar' 

lunes, 16 de mayo de 2022

Todas las cosas que nunca te dije

Todas las cosas que nunca te dije,

son todas las cosas que ahora te escribo

Te echo de menos porque sé que ahí afuera existes

y aquí aún hay veces que apareces

En realidad no sé si te echo de menos o

no me atrevo a asumir que los finales existen

y que este vacío es lo que queda cuando te vas

y cierras la puerta

y empezamos a desconocernos muy lento

¿Es esto lo que siento? ¿Y si ya no recuerdo tus besos? ¿ni tu cara sonriendo?

¿Es esto lo que va a pasar siempre? ¿conocer a alguien, y con suerte querernos...para después desconocernos? ¿destruirnos? 

"Cada vez que una pareja rompe, muere un idioma"

Yo contigo tenía muchos de los que ya ni me acuerdo, he olvidado tus expresiones,

tus abrazos, los choques de tu hombro en mi nariz, te he -casi- olvidado a ti

Cómo se deja de querer en 1 mes

No lo sé

Yo llevo 3

Y muchas personas entre medias

Y sé que no querría volver 

Que sólo quiero avanzar y encontrarme

O que eso es lo que queda cuando todo desaparece de repente

Y me dejas con un beso diciendo que no es un adiós porque eso en tu cabeza suena mejor, mejor que decir que me has hecho recorrer 10.000kms para dejarme. Y que eres capaz de mirarme a los ojos y soltarme que no me quieres desde las últimas dos semanas y que para ti no vale y que recoja toda esa mierda, la digiera y siga tan feliz, Y que no te odio, y que no te pida espacio, y que hagamos videollamadas y que quedemos. Y sin instrucciones y me dejas que te abrace como si todo eso fuese posible. Porque todo es mentira. porque eso es de cobardes. Porque dices que nunca tuvimos que forzar y que íbamos a caer en picado. Y te atreves a decirme que soy la persona por la que más has sentido algo. Y me suena mentira. Cuando quieres a alguien no le haces esto, no la destruyes así, no la borras sin más. No.

Y ojalá no volver a querer, y dramatizar, ponerme música triste, y llorarlo todo hasta que deje de comerme la autoestima, y el sueño, y las ganas de cerrar los ojos y pensar que siempre fui suficiente pero que nunca entenderé cómo te conocía tanto y te viví durante un año y a la vez no tenía ni puta idea de quién eras

Y que todas las veces que me repetía en voz alta que el Amazonas no era nada para separarnos, y que esos puñados de miles de kilómetros no iban a ser nada, que creceríamos y siempre estaríamos para la otra al otro lado, en el aeropuerto, esperándonos, sabía que cada día era el último

Y qué rabia haberlo anticipado, y haberte llorado todas esas noches triste. Y qué rabia que no seas capaz. Y qué rabia que todo fuera verdad, Qué rabia. 

Que no vayamos a compartir una granja hippie en Huesca. Ni a esquiar juntas. Y que nunca vaya a enseñarte mi C1 de brasilero. Ni a contarte que no voy a ir a los Lençois pero sí a Pernambuco, de donde es esa bandera arco iris que tanta gracia nos hacía. Ni a cantar juntas Ojitos Lindos, que es de Bomba Estéreo y de Bad Bunny, y que me hables en colombiano que ahora seguro que sí sabes imitarlo y no suena para nada a mejicano.

pero como dijo Rosalía 'yo nada te debo y tú a mí no me debes nada, pero el quererte no sé dónde acaba'




viernes, 13 de agosto de 2021

Atocha

 A veces cierro los ojos y siento que estoy a tu lado, 

y luego me despierto y giro y te veo.


A veces me dices que tienes miedo a los aviones, 

y yo solo pienso en que no quiero dejar de volar contigo.

A veces cuando me das la mano floto un poco, me giro, sonríes 

y acabo perdiendo el miedo a perder de vista los pies.


A veces me dices que no te escribo, pero no dejo de querer escribir 

las poesías más bonitas del mundo cuando te siento dormida en mi pecho

o cuando bailamos de broma un rato más.


A veces también me haces reír hasta que exploto,

o te ríes de mí, o te tiras en el sofá y me expulsas 

y no opongo resistencia y me dejo caer.


A veces bailas Annita y otras me pones cantautores brasileños, otras

te intento demostrar que sí sé bailar bachata o pongo canciones francesas tristes.

Pero siempre acabamos convirtiendo el salón de nuestro garaje en el lugar más feliz del mundo.


A veces cuando vuelves más tarde, siempre pienso en lo bonito que es volver a verte, 

en las ganas con las que me quedo esperándote, 

en la seguridad con la que entras por la puerta y te lanzas sobre mí.


A veces recuerdo las primeras noches con vistas a Atocha, 

con las luces rojas tenues y la primera vez que me senté en tu cama. 

Y  cómo acabamos por los suelos y a la vez con el mismo vértigo de estar sobre 

en los acantilados de Ibiza.


A veces recuerdo cómo me diste ese beso horrible en el ascensor, 

las chapas que te di yo, las tonterías, los nervios al verte por primera vez con esa mascarilla 

y la blusa de flores. 

Y la primera vez que me abriste la puerta de tu casa y cómo ahora solo pienso en que cierres la de nuestro cuarto.


A veces pero siempre, pienso que en medio de esta pandemia mundial, 

me ha tocado la lotería.

Que me iría contigo al otro lado del mundo 

y aprendería (bien) portugués, 

a veces, pero siempre, sé todo lo que te quiero, Carmen P.


jueves, 9 de junio de 2016

De pequeña quería ser astronauta.

De pequeña quería ser astronauta.
Soñaba con que me probaba uno de esos grandes trajes con el agobiante casco incluido.
Soñaba con que me preparaba físicamente durante días y días, que hacia esos circuitos que se ven en las películas americanas militares, que mentía diciendo que no tenía miopía y que me metería en esas cápsulas que simulan estar en el espacio.

Hay niñas que soñaban con ser cantantes, actrices o presidentas del gobierno. Yo soñaba con ser astronauta.
Escribía historias de planetas que hablaban, de niñas que surcaban los océanos sin gravedad, de personas que subían a la Luna y pasaban las noches mecidos por ella o de ilusos que añoraban probarla porque se rumoreaba que la Luna sabía a queso.

Yo soñaba con ser la primera mujer astronauta española y estaba tan convencida que cuando conseguí el autógrafo de Pedro Duque lo grité s los cuatro vientos.
Yo de pequeña soñaba con ser astronauta, con rozar las estrellas, acunarme en la Luna, visitar cada anillo de Saturno y observar los rojos parajes de Marte.
Soñaba con ello hasta que dejé de ser niña y la gravedad me hizo chocar y poner los pies en la Tierra.

viernes, 21 de agosto de 2015

Sábado 35°


Es mi chica del sábado desde hace treinta y cinco.
Pero 'es' más que nunca y ese 35° tuvo más fuerza que cualquier otro.

Me gusta, me gusta ella.
Dice que es 'mía' pero muy suya
y no entiende que lo que más me apasiona de ella es su libertad,
que pueda volar en cualquier dirección y decida hacerlo a mi lado.

Me gusta ella.
Porque me quita las ganas de escribir con tintes melancólicos,
me provoca impotencia cada noche no verla sonreír en mi almohada.
Me provoca sueños...me provoca...hablándome entre susurros,
acercándose peligrosamente a mi cuello.

Y tira todas mis barreras, derrumba mis muros, besa mis principios
mientras sonríe y mira hacia otro lado.

Me gusta ella porque me elige a mí cada mañana,
se deja llevar para acabar perdiéndonos en cualquier calle de Madrid
sabiendo por anticipado que va a ocurrir.

Me gusta ella.
La chica que va por la vida poniendo la banda sonora que le da la gana,
la que de repente te suelta un 'idiota' (y tienes que saber que es su manera
de decir 'me encantas'.

Me gusta ella porque me cuenta la historia de su vida,
el porqué de sus heridas
me da la llave de su presente,
se ríe de mí de ve en cuando
y otras tantas me deja con ganas de más.
(Miento, no hay vez que no desee quedarme con ella
 toda la madrugada aunque suponga perder todos los buses
de Moncloa).

Me acojona no estar a la altura
pero me apasiona la idea de crear 'la nuestra'.
De acceder a sus rincones más secretos,
de que atraviese los míos.

Me encanta ella...porque tengo tantas maneras de seguir esta frase
que no me cabrían en la hoja.
Ella, que me avisa 'ojalá te enamores de mí'
y lo que no sabe es que llevo haciéndolo desde aquel primer sábado de diciembre.



domingo, 5 de julio de 2015

Orgullo LGTB

orgullo
  1. 2.
    Sentimiento de satisfacción hacia algo propio o cercano a uno que se considera meritorio.

Ayer fue la primera vez en mi vida que he ido al Orgullo gay en Madrid, a lo largo de esta semana he leído y escuchado los tópicos ¿por qué no existe un 'orgullo hetero'? ¿por qué hacéis una fiesta para proclamar vuestra sexualidad?.

Para empezar, realmente no se trata de  'una fiesta' más, es una manera de manifestarse por todas aquellas personas LGTB que no pueden sea por la razón que sea.
Es visibilizar que existen otras formas de querer aparte de las que se nos enseñan desde pequeños, de las que salen en las películas y se suelen cantar en los éxitos del mercado musical.
Es tal y como expresa la definición, sentir satisfacción hacia uno mismo seas como seas, quererte así.
Esta segunda acepción de la rae retrata perfectamente lo que podría ser el título de la lucha que muchas personas viven día a día. O al menos define mi experiencia personal.

¿Por qué no hay día del orgullo hetero?, porque no creo que nunca una persona heterosexual haya tenido que sufrir una lucha interna consigo mismo por enamorarse de una persona, que haya llegado a odiarse por esa misma razón, a forzarse a querer a alguien de un sexo que no le atrae solo por 'demostrarse' que es 'normal', por encajar.

Realmente creo que nadie que no lo haya vivido sepa lo que es pensar por ejemplo, que algo en ti no va bien porque te gustan las chicas. Por qué besas a un chico super mono y no sientes nada más allá de la indiferencia, por qué tus amigas se enamoran, comentan y salen con personas del sexo opuesto y tú ni siquiera te fijas lo más mínimo en ellos. Todo son preguntas ¿por qué? ¿por qué yo? ¿por qué 'esto'?, quizás es cuando empieza la fase de negarte que sea real y repetirte una y otra vez que quizás sea algo transitorio, que lo mismo solo te fijas en ellas porque te gustaría tener su tipo o vestir así.

Puede que después empieces a darte cuenta que no tiene nada que ver, acabas por enamorarte de una chica y entonces tu mundo frena en seco. Te preguntas qué van a pensar tus padres, tus amigos, tus compañeros, tus vecinos si lo supieran. Si alguna vez vas a conseguir asumirlo, gritar en voz alta que da igual a quien quieras porque sigues siendo la misma persona, si alguna vez vas a llegar a querer y ser querida de verdad, si vas a llegar a casarte, a tener hijos, a formar una familia...
Esa es la parte más dura, pensar que nunca vas a llevas una 'vida normal', la típica que nos meten en la cabeza desde que aprendemos a hablar. Ver a tus amigas con novio y preguntarte si alguna vez vas a poder estar con tu pareja sin que te griten cosas como 'bolleras dais asco' '¿queréis un trío?' 'qué asco' o 'si queréis besaros que sea en vuestra casa' y cosas peores que me han llegado a decir por el mero hecho de coger de la mano a una chica y sí, en pleno Madrid capital. 
Y quizás vuelva la fase de intentar convencerte de que los chicos son los que realmente te gustan. 

¿Por qué no existe un día del orgullo hetero?, porque no creo que hayáis visto a vuestra madre echarse a llorar a escondidas cuando le has contado que te gusta una chica, dolida por 'cómo vaya a tratarte la sociedad ' por simplemente con quién estás en tu intimidad.
Ni que un día en segundo de bachillerato saliera el tema de la homosexualidad y se llegara a formar un debate 'a favor o en contra de ella' y escuchado a tus compañeros desde hace cinco años comentar que deberían encontrar una 'cura' que los homosexuales son heteros viciosos o que se alejarían de un amigo si supieran que le gustan personas de su mismo sexo.

Quizás no existe un día así porque no han vivido esa lucha contra uno mismo por un detalle tan íntimo como de quién te enamoras, a negarse a sí mismo, porque no les han obligado a 'querer en voz baja', a sentirse 'raros' o que nunca van a alcanzar lo que mucha gente entiende por felicidad.
Por esas y muchas otras razones.

Cada uno es como es y quizás lo más bonito que puede pasar es quererse así.
Quererse y querer en voz alta, gritar por conseguir los derechos que por simple sentido común deberían existir, porque el matrimonio sea como sea no es más que la unión de dos personas y tener hijos debería ser un privilegio para todo el que quiera tenerlo.
Gritar y parar el miedo hacia el que se vea como diferente solo porque no siga el patrón de la mayoría. 

El Orgullo no es solo una fiesta para celebrar que el amor es amor en todas sus formas sino también una forma de visibilizar, reivindicar, querer en voz alta y sentirse satisfecho de quien eres. Del mérito que tiene haber superado esa lucha contra los prejuicios que aún existen y de seguir soñando que en un futuro no muy próximo no será necesario escuchar a nadie decir 'es gay' o preguntarse cómo anunciar a su familia que les gusta alguien de su mismo sexo porque será irrelevante.
Quizás entonces, no haga falta celebrar un 'orgullo' porque estará presente cada día.



domingo, 4 de enero de 2015

La chica del sábado

La chica del sábado

Entonces una noche cualquiera me preguntas qué eres aparte de la chica del sábado.
Y yo no sé responderte porque te vi coger con prisas el último bus y desde entonces me has robado la sonrisa.

Me descubres que eres más de huir de todo aquello que suena a serio,
que no te ha hecho nunca gracia que te besen con prisas y me anticipas 'prométeme que no me echas de menos al otro lado de la cama'.

Y yo cierro los ojos y te busco y maldigo mi suerte,
los principios inestables y los kilómetros entre almohada y almohada.

Me dices que soy mona, 
que te hago reír y amenazas con lanzarte a mi cuello, previo aviso.

Así que no me queda otra que invitarte a mis playas,
a recorrer mi mundo,
acariciar tus sueños 
y buscar los horarios de todo tren que me llevaría a ti en menos de tres horas.

Me adviertes que no quieres que quiera nada con nadie y te susurro con la brevedad de un instante que no se me da bien querer,
que tengo más despedidas que reencuentros,
que me sobran papeles
y tengo tendencia a huir si atisbo felicidad,
que me sobran fríos, soledades, noches de invierno, vacíos
y me faltas tú.

Me amenazas con acampar en mi vida,
con cerrarme las heridas 
y no sé hacer otra cosa que obligarte a que saltes a mis precipicios.

Cuentas que aquel día quisiste besarme y no encontrabas ninguna razón para no quedarte.
Pero no sabes que mis ojos no dejan de querer encontrarte 
y perderse en tus historias.

Confiesas que imaginas cómo sería que recorriese tu espalda con mis manos, 
me lo dices la tercera noche a las cuatro de la mañana 
y solo se me ocurre escribir cómo sería tenerte en el hueco de mi cama doble en el tercer piso de un bloque cualquiera en una noche fría de Málaga.

Y te confieso como un paracaidista sin seguro mortis causa,
que no quiero querer a nadie que no tenga el brillo en tus ojos, 
la banda sonora de tu risa, 
las ganas que me provocan apostar al doble por ganarte a ti.

Diciembre 2014.