sábado, 14 de diciembre de 2013

¿Entonces?

Los cerezos no están en flor, ni tampoco los tulipanes.
¿Entonces?.
El frío la visita, el Invierno quien la abriga cada noche.

¿Entonces?.

Hace tiempo que navega entre las horas (a solas) y
las copas de más, no quiere olvidar, quiere sentir.

¿Entonces?.

Le dedica mil suspiros al Viento y le canta a la Luna,
intrépida ella, como sus pasos al compás del violín
que ponía color a su vida.

¿Entonces?

Baila desnuda, a solas.
Escribe sin musas, no sueña.
No vive, no muere.
No huye, pero tampoco se queda.

¿Entonces?

Es una vívida contradicción, sus besos no son poesía.
Duerme en los brazos de la Soledad ¿adicción particular?

¿Entonces?

Confundida, busca rellenar sus márgenes,
de vivencias encerrada en alguna cama,
en algún par de ojos que sepan encarcelarla.

¿Entonces?

Se ríe con ganas, pero sonreír...
Sonríe a las estrellas, que nunca le abandonan,
{pero está sola}.

¿Entonces?

Extraña pero bella metáfora son su libertad entre
suspiros, ella desea, ella, bueno ella...
pájaro de fuego, soneto entre gemidos, mañana de primavera,
noches de verano, rosa amanecer, azul mar de poniente,
piano en el corazón del bosque, farola de París, sueño de poetas muertos.
Nostalgia del frío, helado del atardecer y sueños, sueños pendientes.

martes, 12 de noviembre de 2013

Pensamientos incompletos

Entonces aún cuando no hace frío, 
mil escalofríos le recorren.

La mirada triste orientada al pasado,
le pesa la vida, le dañan los años, que
justicia no le hacen sino desordenan su ruina.
Su caos, su desorden, su nostalgia, su frío,
su necesidad, su ausencia, su vacío, su dolor.

Noviembre trae falsas esperanzas
y el frío inunda su ser y cala en su mente.
Ya no sueña, quizás lo ha olvidado.
Ya no sueña, quizás de autodestruirse ha cesado.

Sangra más de lo que escribe,
duerme menos de lo que debería
o así sus ojeras atestiguan.
Ha perdido demasiado y le han dolido
más de lo que ella ha dolido ¿me explico?.

Un lugar que emane seguridad,
unos versos que la vuelvan a ilusionar,
unos brazos que no la dejen escapar y
que la saquen a bailar bajo la tormenta,
unos labios que la acojan,
unas caricias que le devuelvan (y quiten)el sueño y los sueños,
una sonrisa que reconstruya la suya (rota)
y unos ojos que la quieran {con ropa y sin ella}.

¿Demasiadas expectativas para un mundo 
anémico de esperanzas
repleto...
de interés y de egoísmo,
de sentimientos masoquistas,
de atardeceres apocalípticos y amaneceres autodestructivos,
de sexo sin amor,
de miradas sin secretos,
de sonrisas fragmentadas,
de caos y desórdenes internos,
de misterio y de noches vacías?

domingo, 27 de octubre de 2013

Soñad


Sal a conquistar la calle
con tres versos,
abróchate la sonrisa,
deja que la noche estalle.

Vuela, pero suelta tus cuerdas;
deja el pasado
para los suicidas
y así, ojalá te pierdas.

Que el neón de la Luna
alumbre tu risa y
dé vida a tus pasos
tienta a la fortuna.

Arriesga todo en la ruleta
doble o nada,
pierde y gana,
juega a ser poeta.

Sueña a escribir tu futuro,
sueña a soñar,
sueña con dominar el mar,
{o} sueña a iluminar
hasta hueco más oscuro
de cualquier triste ciudad.

Sueña que la sacas a bailar,
aunque te pise los pies
o la vida.
Imagina que le vuelves loca
que le haces desear perder la vida
entera, navegando en tu boca.

Fantasea con crear tu propia
playa en Madrid,
con ser sirena de la espuma
de un inmenso mar.
Fantasea quizás con ser
princesa 
en su república más caótica.

Aún no es primavera, 
no hay cerezos en flor,
pero quiero comerme el mundo,
dame una razón.

Haced que dude de que el cielo
más azul,
pueda ser competidor
del marrón imperfecto de tus ojos.

Inspírate en imposibles,
rompe tus barreras,
grita en paraísos intangibles.

Amad, llorar, pensad
dad, arrepentiros y volved
a apostar...
pero nunca, nunca...
dejéis de soñar.





Curioso personaje, el escritor.

Siempre escuché decir que escribir es característico de alguien que necesita contar algo, que prescinde de ello y lo usa como vía de escape a la amarga realidad.
Y cuánta jodida razón tienen.
Creo que hasta que no he llorado de rabia, de impotencia, de pérdida y de soledad, no he llegado a comprender.
Y he escuchado incontables veces que los verdaderos escritores son desgraciados o lo fueron, son esos que sienten cada rima, que sangran cada verso o cada oración como si fuese su sentencia (y en muchas ocasiones lo es).

Yo creo que el escritor es un ser nostálgico, en ocasiones suicida que con amargos tintes cesa de avanzar y torna la cabeza para echarle un vistazo al pasado para recordar antaño para poder seguir adelante 
{como aquel agotado viajero que anda por el desierto negándose a sí mismo que no hay vuelta atrás convenciéndose de que aquel oasis que una vez fue 'suyo' volverá a él}
o en ocasiones solamente por esa conocida tendencia de autodestrucción que les caracteriza como seres humanos que son ¿no?.

Yo creo que el escritor es un soñador innato; es invencible cuando deja volar su mente, cuando la libera y desata del ancla de Melancolía. 
Es ese viajero imparable, increíble e imprevisible, que es capaz de hacerte cabalgar sobre las imaginaciones más remotas, llevarte de la mano (o en brazos) a conocer tierras lejanas y ojalá's, a evadirte y olvidar la realidad. Es aquel que tiene la capacidad de convertir sentimientos en arte, de encontrar la belleza a una mera taza de café caliente a las tantas de la madrugada, aquel que es capaz de hacerte inmortal entre eternas palabras, de hacerte princesa de paisajes orientales o rival de la Luna.
Es aquel que diseña mundos y dimensiones paralelas, aquel que maneja la mágica capacidad de hacerte llorar a sonreír tan solo uniendo un par de palabras. Curioso personaje, el escritor.

viernes, 18 de octubre de 2013

Y no supimos verlo

Viaje sin retorno a los infiernos,
que no íbamos a luchar por nada y no sup(e)imos verlo.
Escupiendo al pasado y a los te quiero, 
a los sueños y a las ilusiones compartidas.

Acuchillamos algún que otro 'para siempre', reina.
Quizás eso es lo que nos diferencia,
que los ojitos rotos reflejados en unas pupilas tristes,
no combinan,
y que a lo mejor ese fue el principio de nuestra perdición.
Rotos.
El amor nos dio la espalda, 
obviando el aprender a leernos lunares.

La chica de los amaneceres no conjugaba bien con la de la caída del Sol
y no sup(e)imos verlo.
Dicen que aquello que nunca llegaste a realizar, es eso que más duele y.
Nos dijimos todo antes de tiempo, maltratado casualidades disfrazándolas de rutina.
Y no supe verlo.

sábado, 12 de octubre de 2013

París

París; noche cerrada; tres de la madrugada.


Las calles acogen dos siluetas desconocidas en plena oscuridad de la gran ciudad.
Han pisoteado al destino y a la casualidad,
hace tiempo que la noche ha caído, pero les da igual.
Silencio arropado por la Luna y su juego caprichoso {de esconderse entre nubes
como mis sueños entre los recuerdos}, se confunde con el reflejo de las farolas
que se resisten a soltar su tenue luz {como las dos figuras se resisten a huir de la noche}

Juegan a tener{se}, a perder{se}, a desafiar al frío de diciembre.
Caen los copos vistiendo a la preciosa capital,
una botella ¿de vodka? medio vacía les
hace compañía.

Comparten silencios y risas recuerdos y olvidan las prisas,
se oye el acordeón de un artista bohemio, loco enamorado con complejo de licántropo nostálgico
cantando a la Luna, aporta la banda sonora.


Y se cogen de la mano, sin temores ni rencores,
se abrazan a las farolas y pasean por
las blancas calles a trompicones.
Juegan a robarle el tiempo al crono, a parar el segundero.
Se sonríen, cómplices, rompen el silencio y las barreras.

¿Y qué coño? [ups] sueñan, joder, sueñan, se abrazan, que paren
el espacio y el tiempo, que congelen la escena como aquel frío las calles.
No necesitan abrigo, se tienen {o algo así}, noche de invierno.


Circulan por los bares (ya cerrados) del bulevar, desfíando al viento
gélido que discurre entre los centímetros que las separan  (y que
hace tiempo que discurría entre los recuerdos de momentos pasados)
pero los tiempos son distintos, han cambiado.



Y ahora con la mirada al frente y paso decidido (y algo torcido, como si de
un concierto de ska se tratase; o del pulso de un poeta suicida, autodestructivo haciendo eterna a su caprichosa musa que hace tiempo que le abandonó en las vías
del tren de pies y manos)
se ríen del mundo, de su burlesca sombra, de la felicidad (cuyo espejismo
se deja descubrir en ese momento)


¿Huyen del mundo? no tienen necesidad (porque el mundo ha huido de ellas)
y ¿qué más da? sus pasos cesan un instante, observan el lugar, 
la Luna llena les dedica una sonrisa fugaz [nada volverá a ser igual], 
el mundo intrépido y el tiempo con su eterna soga no han podido anclarlas,
han tomado las calles de la capital del amor y roto sus reglas {¿realmente puede aspirarse a algo más?}

Suena de fondo el vanguardista personaje, entonando la letra de un viejo clásico
'Cae la noche y amanece en París,
en el día en que todo ocurrió.
como un sueño de locos sin fin
',

retratando sus pasos que no cesan de avanzar, de dejar atrás sombras, fantasmas y viejos demonios,
buscando la luz del nuevo amanecer (o atardecer en su defecto) desde las orillas
del Sena [desayuno de planes improvisados] , habiendo dejado de manterse al margen de la hoja usando una caligrafía borrosa entre tachones y rectificaciones inseguras para colarse en el centro, 
con letra pulcra y decidida, en mayúsculas{como si reivindicasen su tangible protagonismo}


Se convierten en eternas siluetas que se abren paso entre las sombras, alumbrando los oscuros callejones de la mismísima Ciudad de la Luz.




Hace horas

Noche cerrada, sobre las tres de la mañana.

Hace horas que los cursis enamorados han confirmado su cita, en un restaurante lujoso, del centro de la capital de la perfección.
Hace horas que los cursis enamorados se han vestido (con sus mejores galas)
Hace horas que los cursis enamorados han salido de casa (cada uno por su lado, como si de un ritual se tratase).
Hace horas que los cursis enamorados se han encontrado, desde la distancia en pleno atardecer, y se han abrazado, como sino se hubiesen visto en toda la tarde, como si quisieran demostrar al mundo que pueden con él.
Hace horas que los cursis enamorados han pasado toda la noche en el restaurante, compartiendo miradas fugaces y manos bajo la mesa.
Hace horas que los cursis enamorados han abandonado las calles de la eterna y metafórica ciudad
de la mano, tratándose con delicadez (y sin ella en ocasiones) fingiendo la perfección que muchos ansían, hace horas que han desaparecido en la oscuridad hacia cualquier hostal.


viernes, 27 de septiembre de 2013

Llueve

Llueve detrás de los cristales
Primera lluvia del otoño, que recuerda que el verano se esfumó hace apenas unos días.
Lluvia que se lleva consigo el calor estival.
Como se lleva mis pensamientos el viento,

Como resurge la melancolía en mi sonrisa gris,
mientras ando con mis amigos por las aceras
mojadas, a la luz de las farolas,
atravesando parques mojados y esquivando
enamorados compartiendo paraguas (o
ejecutivos con prisas y mala hostia, o preadolescentes
con capucha y botellas de alcohol buscando refugio
donde continuar sus ganas de comerse el viernes)

Como esas ganas de gritar la perfección de ese instante
escuchando la lluvia tras la ventana, sintiendo la brisa,
notando la humedad, escribiendo, tatareando una canción
de The Smiths.

Resurge la melancolía en mis ojitos {¿tristes?}, que
ya no están tristes porque le falte nadie,
simplemente se resisten a dejar de mostrar mi esencia.
Nostalgia, lluvia, silencio.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Oda a la Luna {vano intento de ello}

Noche,
cerrada,
centro de una gran ciudad {cualquiera}.
Se oculta entre las funestas sombras,
no quiere ser descubierta, no quiere
ser encontrada, se asoma al filo
del mantón negro que cubre el ambiente,
con disimulo, con pánico a ser hallada,
se vaticinan cambios, un nuevo principio
o finales nuevos.

Lo advierte mientras le busca, pero él
él ya se ha ido, hace apenas unos minutos,
dejando un rastro de luz tras de sí.
Inconfundible halo que alumbra hasta
los recónditos rincones de aquella triste ciudad.
Triste, triste porque él se va...
porque él, él, ya no está...

Ella se pone su blanco velo, como si 
de una mantilla alegre y fiestera en
las fiestas de un pequeño pueblo fuera.
Se asoma de nuevo, ¿visualizas la escena?
ella se abre paso entre el negro telón,
saluda a sus compañeras de noche, 
asiste puntual, sin perder un segundo.

En ese instante, la triste ciudad, se
inunda el ambiente nocturno
de la luz de su nostálgica sonrisa.
Ella, objeto de deseo de poetas,
musa de aprendices a escritor, 
y modelo de ojos tristes {como yo}.

Intento de 'Oda a la Luna'
{Pido disculpas por la osadía de escribirle a ella y de fingir que estará a su altura, pido disculpas asimismo por la nula concordancia de versos y rima libre empleadas}.








jueves, 2 de mayo de 2013

Entre líneas


Dolor es no saber cuándo volveré a verte. O también las últimas gotas en ese frasco de perfume que dejaste en mi baño. Tu olor inconfundible impregnado en mis sábanas (testigos de que no fue un sueño), lágrimas en la almohada (que ya ha desistido de preguntarme por ti). 

Ese jodido clavo de acero que se me clava cada vez que recuerdo el sonido de tu voz susurrando mi nombre, cada vez que vuelve a mi cabeza tu risa (reconfortante ducha en el infierno). No sé si es peor el saber que no vendrías o que ni siquiera me esperas. No encontrarás a nadie como yo (o que te sepa querer hasta cuando la dejes de sonreír para sonreír a otra).Que no es ego, chica, es la verdad, tú no me has sabido apreciar pero (te sigo echando de menos). 

Duele esa espina de tu rosa, clavada cada vez más honda (cada vez que recuerdo tu puta sonrisa y tu mirada clavada en mis ojos, en ese efímero momento antes de que te abalanzases sobre mi cuello). 

Y ahora estoy en esa fase de autodestrucción inducida por tu ausencia, ¿sabes? Moriría por un jodido beso tuyo, por un ‘te necesito’ entre líneas de nuestras conversaciones en decadencia. Porque teníamos Roma y ahora ni Venecia, oye. 

Ni nos molestamos en buscar un París, ¿para qué? Si teníamos tendencia a rompernos ya en solitario, como esas piezas del puzzle, imperfectas y con demasiados vacíos por llenar, pues así.
Y yo no sé si me echas de menos o de más, te dejo el beneficio de mi duda mientras muero escribiéndote unas pobres líneas que ni llegarás a leer.

Triste, como dormir soñando que estoy en tus brazos, como esperar que llamen al timbre y seas tú (en chándal, en vestido, en vaqueros o como sea, preciosamente tú).
Es terrible todo esto, escribir a alguien que no lo va a leer, leer escritos al vacío, a la ausencia, a tu sombra.

Las canciones me hablan de ti y qué hijas de puta son, hasta las cursis (las que tanto odiaba) me recitan descripciones exactas de tu sonrisa, hasta las más lentas me hacen necesitarte aquí para bailarlas contigo, hasta las más agresivas me hacen desear poder comerte de día o (y) de noche. Las baladas recitan nuestro primer encuentro, las de fiesta nuestras tardes gastadas al sol intrépido del invierno y las de pop...esas me incitan a creer que se refieren a nuestras idas y venidas (tan repetidas como sus estribillos, reina).

jueves, 7 de marzo de 2013

Dicen

Dicen que hay un momento en la vida en el que dejas de buscar.
En el que encuentras todo lo que has buscado, en el que
encuentras más respuestas que preguntas.
Dicen que en ese momento todo parece encajar, como
si se tratase de un puzzle, de una broma macabra.
Dicen también que merece la pena todo el tiempo
pasado, que compensa la espera.
Unos comentan que ese momento a veces no sucede nunca,
otros afirman que es transitorio, y otros tantos
creen que lo más parecido a ello se llama amor.

viernes, 4 de enero de 2013

Ven, o no.

'Vaga entre la gente, con la mirada perdida (demasiadas cicatrices en el alma) y aquel incómodo nudo en la garganta.'

Ven, no te vayas. Te necesito, aquí. Vete, pero no vuelvas. ¿Qué haces ahí quieto? abrázame.
Que ya no te necesito. No puedo vivir sin ti. ¿Quedamos?. No quiero verte. O sí.
Si te vas no vuelvas. Te espero. O no.
No me entiendes, pero ni lo intentes. Mi almohada te llama ¿o soy yo?.
El frío de enero se cuela por mi venta y no estás para quitármelo con abrazos. Ya.
Tu nombre flota en mi habitación ¿o es entre mis recuerdos?. No sé.
Sigo esperando tu llamada, que vengas a buscarme. Puede.
Quizás anhelo tu olor en mi ropa, quizás.
Viniste y me ordenaste, solo me queda mi desorden. Sí.
Quité el enchufe del móvil, el que me conectaba a ti.
Busco tu mirada en la calle. Las calles vacías me preguntan por ti.
¿Qué les digo?. ¿Les cuento que prefieres a tu almohada?.
Tu orgullo no te llena la almohada como yo ¿eh?.No creo.
Y ahora en ruinas, en desorden. Vuelve. Ayúdame con esto.