Hace horas que los cursis enamorados han confirmado su cita, en un restaurante lujoso, del centro de la capital de la perfección.
Hace horas que los cursis enamorados se han vestido (con sus mejores galas)
Hace horas que los cursis enamorados han salido de casa (cada uno por su lado, como si de un ritual se tratase).
Hace horas que los cursis enamorados se han encontrado, desde la distancia en pleno atardecer, y se han abrazado, como sino se hubiesen visto en toda la tarde, como si quisieran demostrar al mundo que pueden con él.
Hace horas que los cursis enamorados han pasado toda la noche en el restaurante, compartiendo miradas fugaces y manos bajo la mesa.
Hace horas que los cursis enamorados han abandonado las calles de la eterna y metafórica ciudad
de la mano, tratándose con delicadez (y sin ella en ocasiones) fingiendo la perfección que muchos ansían, hace horas que han desaparecido en la oscuridad hacia cualquier hostal.
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