jueves, 26 de junio de 2014

Tiempos

La vida me muerde flojito y despacio, me araña los sueños un jueves cualquiera y rompe mis expectativas. 

El pasado y sus monstruos, me persiguen en una carrera frenética, por eso aprendí a huir.

El presente con sus amaneceres me entretiene con sus momentos efímeros, sueños instantáneos y frenadas en seco. 

El futuro me abruma, atemoriza, 
me golpea con piedras el tejado de (mi) indecisión y yo; 
yo desde hoy solo sabré sonreírle con la expresión de quien amenaza al cielo,
arder en el próximo atardecer.

Y solo sabré tenderle la mano a todos los puentes y oportunidades,
como el suicida que no teme saltar porque sabe que abajo le llama la libertad con cantos de sirena 
(y que se gira en la despedida a todos los fantasmas que retrató en su pretérito perfecto). 

Porque hoy y mañana (más que nunca) mis sueños apestan a futuro.
Bienvenido.
La vida me besa las heridas con el cariño de una madre,
la caricia de un amante,
la seguridad de un padre y el abrazo del amigo que nunca se irá. 

Todo un horizonte donde perderme, y las horas y las olas del azar me llaman. Habrá que saltar.

Caótico cúmulo de pensamientos

El amor es el pasajero desconocido del fondo del tren,
es el fantasma de la felicidad hecho persona.
Es aquel que nunca desaparece, simplemente toma forma de enfermo en coma sentimental esperando el estímulo que le devuelva a la realidad para tomar protagonismo en la vida.

Y tema aparte;
siempre se me han dado demasiado bien las metáforas,
pero es cierto que cuando me paro a pensar en tus ojos,
no sé más que esquivarlas porque no serían fieles a lo que siento
cuando soy consciente de que me buscas y tu sonrisa se pierde en la mía.
Desearía estar ciega ante el miedo y tener el valor del suicida que observa el mundo
desde el puente, y sonríe al vacío antes de dejarse caer en los brazos de la libertad,
porque se desprende del pasado y se ancla a sí mismo.
Pero hace tiempo que corro detrás mía,
con la mirada al horizonte y los pies elevados sobre el camino
porque nada me arrastra hacia las huellas en la nieve de aquel invierno que ni mis versos recuerdan.

Siempre está el que mira y el que se deja mirar,
quien sonríe y quien devuelve la sonrisa.
Quien arriesga un 'te quiero' y quien responde 'y yo'.
Quien abraza y quien se deja abrazar,
quien lidera y quien se deja llevar.
Siempre existe la musa y el poeta.
Quien se gira y quien deja de mirar.
Pero contigo preciosa, quiero que saltarme todos los tópicos.

domingo, 22 de junio de 2014

Distancias

Son metros los que quedan entre tu mano y la mía.
No entiendo los kilómetros entre Madrid y tu ciudad,
no lo entiendo porque tu sonrisa a milímetros es más bonita
(aún).

Me das motivos para escribir,
para quejarme de cada centímetro
que queda entre nuestras manos,
(que hacen un mundo del vacío que queda
en mis labios cuando te veo alejarte).
Tan preciosa como siempre.
Tus brazos me invitan a quedarme toda una vida y joder,
¿quién no querría?.

Tus ojos eclipsan al atardecer más bonito
Y me hacen cuestionarme todas mis verdades
Y me rompen mis esquemas y mis credos y mis
manos ansían recorrer todas tus ciudades.

Me haces escribir.
Perder mis miedos.
Desear vivir o subirte a los cielos.
Regalarte la puta Luna (que hace tiempo que le haces sombra).
Hacerte soñar, volar (conmigo, y de la mano),
Haces que tenga la cabeza en las nubes y los pies en la tierra
solo por poder buscarte,
por todos los caminos que recorran tus pies.
Y acompasar tus pasos a mis manos en tu cintura,
y coordinar mis mil sonrisas a todas las tuyas.

Mi boca anhela la tuya pese a haberse separado apenas dos minutos.
Mi cuerpo añora el tuyo cerca del mío,
Mi espalda siente nostalgia por todos los versos que le debes.
Mis manos mueren por entrelazarse con las tuyas,
vacilando, 
retando al mundo, 
riéndose de todos los que no
nos entienden;
-de los que no se dan cuenta que desde que me miras
el presente es más bonito,
el futuro no me atemoriza 
y el pasado ya no existe-.

Desde que me hiciste frenar mientras nadábamos a contracorriente
mis ojos buscan los tuyos a todas horas (hasta cuando ya te has ido)
mis sueños se tiñen de tu nombre 
y del color de la noche 
cuando te quedas cerca de mí y me prometes cien poemas enredados por mi pelo.
                                                  
                                                                               A mi punki