domingo, 22 de junio de 2014

Distancias

Son metros los que quedan entre tu mano y la mía.
No entiendo los kilómetros entre Madrid y tu ciudad,
no lo entiendo porque tu sonrisa a milímetros es más bonita
(aún).

Me das motivos para escribir,
para quejarme de cada centímetro
que queda entre nuestras manos,
(que hacen un mundo del vacío que queda
en mis labios cuando te veo alejarte).
Tan preciosa como siempre.
Tus brazos me invitan a quedarme toda una vida y joder,
¿quién no querría?.

Tus ojos eclipsan al atardecer más bonito
Y me hacen cuestionarme todas mis verdades
Y me rompen mis esquemas y mis credos y mis
manos ansían recorrer todas tus ciudades.

Me haces escribir.
Perder mis miedos.
Desear vivir o subirte a los cielos.
Regalarte la puta Luna (que hace tiempo que le haces sombra).
Hacerte soñar, volar (conmigo, y de la mano),
Haces que tenga la cabeza en las nubes y los pies en la tierra
solo por poder buscarte,
por todos los caminos que recorran tus pies.
Y acompasar tus pasos a mis manos en tu cintura,
y coordinar mis mil sonrisas a todas las tuyas.

Mi boca anhela la tuya pese a haberse separado apenas dos minutos.
Mi cuerpo añora el tuyo cerca del mío,
Mi espalda siente nostalgia por todos los versos que le debes.
Mis manos mueren por entrelazarse con las tuyas,
vacilando, 
retando al mundo, 
riéndose de todos los que no
nos entienden;
-de los que no se dan cuenta que desde que me miras
el presente es más bonito,
el futuro no me atemoriza 
y el pasado ya no existe-.

Desde que me hiciste frenar mientras nadábamos a contracorriente
mis ojos buscan los tuyos a todas horas (hasta cuando ya te has ido)
mis sueños se tiñen de tu nombre 
y del color de la noche 
cuando te quedas cerca de mí y me prometes cien poemas enredados por mi pelo.
                                                  
                                                                               A mi punki

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