jueves, 26 de junio de 2014

Caótico cúmulo de pensamientos

El amor es el pasajero desconocido del fondo del tren,
es el fantasma de la felicidad hecho persona.
Es aquel que nunca desaparece, simplemente toma forma de enfermo en coma sentimental esperando el estímulo que le devuelva a la realidad para tomar protagonismo en la vida.

Y tema aparte;
siempre se me han dado demasiado bien las metáforas,
pero es cierto que cuando me paro a pensar en tus ojos,
no sé más que esquivarlas porque no serían fieles a lo que siento
cuando soy consciente de que me buscas y tu sonrisa se pierde en la mía.
Desearía estar ciega ante el miedo y tener el valor del suicida que observa el mundo
desde el puente, y sonríe al vacío antes de dejarse caer en los brazos de la libertad,
porque se desprende del pasado y se ancla a sí mismo.
Pero hace tiempo que corro detrás mía,
con la mirada al horizonte y los pies elevados sobre el camino
porque nada me arrastra hacia las huellas en la nieve de aquel invierno que ni mis versos recuerdan.

Siempre está el que mira y el que se deja mirar,
quien sonríe y quien devuelve la sonrisa.
Quien arriesga un 'te quiero' y quien responde 'y yo'.
Quien abraza y quien se deja abrazar,
quien lidera y quien se deja llevar.
Siempre existe la musa y el poeta.
Quien se gira y quien deja de mirar.
Pero contigo preciosa, quiero que saltarme todos los tópicos.

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