sábado, 22 de febrero de 2014

¿Suerte?

Empezaré con un 'no creo en la suerte más que en la de que se cruzase por mi vida y me encontrase'.

Os hablaría de añorar su risa cuando ni siquiera ha cesado,
o de echarla de menos cuando acabas de verla girarse en la despedida.
¿Pero qué vais a entender sino habéis visto cómo me mira?.
Creo que me siento demasiado grande en su mirada, y pequeña en sus brazos (y me encanta).

Me sobra el mundo si me sonríe,
y me como el mundo si me dedica una de sus miradas que sólo ella y yo entendemos.

¿Y cómo deciros que cuando me habla no puedo dejar de perderme en esos ojos marrones que me hacen dudar de que el cielo sea azul?.

No me ha roto los esquemas porque ella es delicada, los ha desvanecido con tanta dulzura que me hace preguntarme qué mierdas hace conmigo y con mi cordura.
Porque no sé si está loca o es que me vuelve loca pero me apetece sentirla a mi lado cada segundo.
Me roba el aliento y deseo que nunca deje de hacerlo, hace sombra a cualquier otra musa y me hace perder los papeles y la noción del tiempo.

Es la chica de Vallecas, la chica que nunca llega pronto, la que siempre ve las películas enteras y no le importa perdér(sela) conmigo. Es la chica de los mil y un sueños y de mis (mil y una) noches.

Los sábados no son sábados sino tengo su mirada en la mía.

Y me salto todas las reglas y compostura si digo que la Luna se le quedaría corta
y que si se pega su olor en mi ropa...ay, mis manos acarician los caminos de las suyas y qué queréis que os diga, no me da por desear perderme en su boca (que sí) en su vida.

Que me susurre mil veces que la calle cuando desesperemos a medio cine diciéndonos tonterías (que solo nosotras comprendemos) y que me hable de todo y más.

Ella resuena en mi cabeza creyéndose mi canción preferida
y por ahora su voz va por delante de Coldplay, de Lana del Rey o de Russian Red.
Decidme qué hago si me da vértigo pensar en soltar su mano aunque sea un instante,
y que en medio de la oscuridad del cine sepa sonrojarme (a mí, que siempre me he convencido de que las musas y el destino no existen) y hacerme sentir la persona con más suerte del mundo, haciendo que me olvide del espacio y del tiempo.

Rogaba que me encontrasen porque (me) necesitaba...
-y entonces llegó con su forma de ver el mundo y su dulzura y su olor y sus ganas de sonreír y las mías de ella y de suplicarle que se quede-.
pero me susurra que me ha encontrado ¿y cómo escribir cualquier verso que no tenga que ver con ella?.
Pero me interroga y me dice que si la suerte existe (que si hay algo más allá, que Dalí no pintaba bien pero era un genio, que es la culpable de que me pierda la película y le encanta).

Y ahora ¿cómo negarlo?, ¿cómo decir una sola palabra que suene coherente? ¿cómo explicarla que el amor nunca ha entrado en mi vocabulario y que tira mi caos por la ventana y me pone nerviosa a la mínima palabra? ¿cómo invitarla a bailar sin que suene a excusa barata por tenerla a centímetros? ¿cómo hacer para que entienda que nada me apetece más que perderme y no encontrarme (pero en ella)?.






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