domingo, 5 de julio de 2015

Orgullo LGTB

orgullo
  1. 2.
    Sentimiento de satisfacción hacia algo propio o cercano a uno que se considera meritorio.

Ayer fue la primera vez en mi vida que he ido al Orgullo gay en Madrid, a lo largo de esta semana he leído y escuchado los tópicos ¿por qué no existe un 'orgullo hetero'? ¿por qué hacéis una fiesta para proclamar vuestra sexualidad?.

Para empezar, realmente no se trata de  'una fiesta' más, es una manera de manifestarse por todas aquellas personas LGTB que no pueden sea por la razón que sea.
Es visibilizar que existen otras formas de querer aparte de las que se nos enseñan desde pequeños, de las que salen en las películas y se suelen cantar en los éxitos del mercado musical.
Es tal y como expresa la definición, sentir satisfacción hacia uno mismo seas como seas, quererte así.
Esta segunda acepción de la rae retrata perfectamente lo que podría ser el título de la lucha que muchas personas viven día a día. O al menos define mi experiencia personal.

¿Por qué no hay día del orgullo hetero?, porque no creo que nunca una persona heterosexual haya tenido que sufrir una lucha interna consigo mismo por enamorarse de una persona, que haya llegado a odiarse por esa misma razón, a forzarse a querer a alguien de un sexo que no le atrae solo por 'demostrarse' que es 'normal', por encajar.

Realmente creo que nadie que no lo haya vivido sepa lo que es pensar por ejemplo, que algo en ti no va bien porque te gustan las chicas. Por qué besas a un chico super mono y no sientes nada más allá de la indiferencia, por qué tus amigas se enamoran, comentan y salen con personas del sexo opuesto y tú ni siquiera te fijas lo más mínimo en ellos. Todo son preguntas ¿por qué? ¿por qué yo? ¿por qué 'esto'?, quizás es cuando empieza la fase de negarte que sea real y repetirte una y otra vez que quizás sea algo transitorio, que lo mismo solo te fijas en ellas porque te gustaría tener su tipo o vestir así.

Puede que después empieces a darte cuenta que no tiene nada que ver, acabas por enamorarte de una chica y entonces tu mundo frena en seco. Te preguntas qué van a pensar tus padres, tus amigos, tus compañeros, tus vecinos si lo supieran. Si alguna vez vas a conseguir asumirlo, gritar en voz alta que da igual a quien quieras porque sigues siendo la misma persona, si alguna vez vas a llegar a querer y ser querida de verdad, si vas a llegar a casarte, a tener hijos, a formar una familia...
Esa es la parte más dura, pensar que nunca vas a llevas una 'vida normal', la típica que nos meten en la cabeza desde que aprendemos a hablar. Ver a tus amigas con novio y preguntarte si alguna vez vas a poder estar con tu pareja sin que te griten cosas como 'bolleras dais asco' '¿queréis un trío?' 'qué asco' o 'si queréis besaros que sea en vuestra casa' y cosas peores que me han llegado a decir por el mero hecho de coger de la mano a una chica y sí, en pleno Madrid capital. 
Y quizás vuelva la fase de intentar convencerte de que los chicos son los que realmente te gustan. 

¿Por qué no existe un día del orgullo hetero?, porque no creo que hayáis visto a vuestra madre echarse a llorar a escondidas cuando le has contado que te gusta una chica, dolida por 'cómo vaya a tratarte la sociedad ' por simplemente con quién estás en tu intimidad.
Ni que un día en segundo de bachillerato saliera el tema de la homosexualidad y se llegara a formar un debate 'a favor o en contra de ella' y escuchado a tus compañeros desde hace cinco años comentar que deberían encontrar una 'cura' que los homosexuales son heteros viciosos o que se alejarían de un amigo si supieran que le gustan personas de su mismo sexo.

Quizás no existe un día así porque no han vivido esa lucha contra uno mismo por un detalle tan íntimo como de quién te enamoras, a negarse a sí mismo, porque no les han obligado a 'querer en voz baja', a sentirse 'raros' o que nunca van a alcanzar lo que mucha gente entiende por felicidad.
Por esas y muchas otras razones.

Cada uno es como es y quizás lo más bonito que puede pasar es quererse así.
Quererse y querer en voz alta, gritar por conseguir los derechos que por simple sentido común deberían existir, porque el matrimonio sea como sea no es más que la unión de dos personas y tener hijos debería ser un privilegio para todo el que quiera tenerlo.
Gritar y parar el miedo hacia el que se vea como diferente solo porque no siga el patrón de la mayoría. 

El Orgullo no es solo una fiesta para celebrar que el amor es amor en todas sus formas sino también una forma de visibilizar, reivindicar, querer en voz alta y sentirse satisfecho de quien eres. Del mérito que tiene haber superado esa lucha contra los prejuicios que aún existen y de seguir soñando que en un futuro no muy próximo no será necesario escuchar a nadie decir 'es gay' o preguntarse cómo anunciar a su familia que les gusta alguien de su mismo sexo porque será irrelevante.
Quizás entonces, no haga falta celebrar un 'orgullo' porque estará presente cada día.



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